Incomodidad. Ninguna otra palabra define mejor ese período nefasto. Más o menos un lustro de sentirse inadecuado frente al mundo: Eso es la adolescencia.  Una época tortuosa en la que todo se desacomoda.  El cuerpo esta mutando de mil formas, siempre hacia la fealdad. Las hormonas conducen hacia el sexo opuesto sólo para recibir golpes certeros a la ya frágil autoestima del joven. El adolescente lucha día a día contra los sentimientos fratricidas que le generan hermanos mayores o menores. Para el hijo único no es mejor, pues en esos años se sentirá más desolado que nunca. Cuando pasa el tiempo, las personas se reconcilian con esos años porque les dieron algo que no se recupera, esa primera vez de todo: los primeros amores y las primeras fiestas en las que seguramente se emborracharon por primera vez. Esos buenos amigos con  los que se comparten fechorías y castigos. Mirando atrás fue una gran época y películas como Tanta Agua, la trae de vuelta. Alberto es el padre de Lucía y Federico. Divorciado de la madre, probablemente siente la culpa de estar alejado de sus hijos, por lo que planea unas vacaciones solos los tres. A regañadientes, los hijos emprenden el viaje con un padre que no sabe bien cómo interactuar con una adolescente monosilábica y un niño estallado de energía. Apenas agarran carretera, se instala una lluvia que parece no cesar. En el medio, y gracias a que no hay divertimento posible -no hay piscina, no hay televisión, no hay paseos ni pesca- deben  arreglárselas entre ellos para bien o para mal. Sin darse cuenta, se acostumbran a estar juntos, disfrutándolo, incluso. Lucía, la hija adolescente, es el personaje que detona las sutiles inflexiones de la película. Sus actos ávidos de experiencias conducirán la historia hacia el clímax. Para Lucía se convierte en una obsesión llegar a una fiesta a encontrarse con el muchacho que veranea en su mismo hotel. Una vez allí, luego de tomar un colectivo y viajar kilómetros, nada sucederá como lo esperaba. La aventura desemboca en un conflicto trivial que altera por primera vez la relación padre e hija. Una pequeña tormenta que en términos de la película y en la piel de la adolescente, sucede en un vaso de agua. Al final, así como deja de llover,  todo sigue su cauce natural. Esta 'opera prima' de las uruguayas Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero se estrenó en el Festival de Cine de Berlín y recorrió los mejores circuitos de cine llevándose premios en los festivales de Cartagena, Guadalajara y San Sebastián. Llega a Colombia gracias a Babilla cine y estará en Cinema Paraíso del 10 al 23 de Septiembre.

Arcadia recomienda Los años terribles inspiraron grandes historias:   C.R.A.Z.Y. (Mis gloriosos hermanos) de Jean-Marc Vallée: Para aquellos que sobrevivieron a su adolescencia gracias a la música. Esta película cuenta con una de las más exquisitas bandas sonoras.   KIDS de Larry Clark: La adolescencia en toda su crudeza toma lugar en los suburbios de Nueva York.   LAS VIRGENES SUICIDAS de Sofía Coppola: Su directora comenzaba a mostrar su enorme talento, construyendo personajes fantásticos que sobrellevan una adolescencia mágica y funesta.   BOYHOOD de Richard Linklater: El director filma a su personaje por más de una década. Literalmente, una adolescencia en tiempo real.