De la mano de cineastas, críticos y cinéfilos cercanos a ARCADIA, hicimos un balance de la producción cinematográfica del 2018. Este año, atravesado por el robustecimiento de las plataformas de streaming, las miradas críticas hacia los grandes festivales y las tensiones constantes entre los circuitos locales y globales, en las pantallas del país aterrizaron miradas y estrategias narrativas profundamente diversas. Desde la largamente aplaudida belleza de Roma hasta la mirada de disidencia queer de Bixa Travesty, esta lista, sin ningún orden específico, presenta las quince favoritas (en una amplia geografía territorial, temática y de géneros) para esta revista en 2018. Aunque algunas fueron estrenadas originalmente en 2017, las compartimos orientados por sus fechas de estreno en Colombia. Prepare las retinas para una sola larga maratón en diciembre. Y si le quedó faltando alguna de sus preferidas del año, cuéntenos en Facebook o en Twitter. Burning, Lee Chang-dong

Esta película coreana, premiada por la crítica en Cannes, nos acerca a una relación de amor, deseo y sospecha entre tres personajes, enigmáticos y solitarios cada uno a su manera. El resultado es una hermosa simbiosis del cine moderno y su visión angustiada del mundo, con la extrañeza de un Oriente que aún no entendemos. Melancolía, pérdida, reposada alegría, rabia y desarraigo. —Pedro Adrián Zuluaga. Un sol interior, Claire Denis

Al construir una historia de amor y desamor plagada de elipsis temporales, puntos ciegos y desencuentros, Claire Denis nos muestra un deseo lejano de toda representación lineal y romántica. Protagonizada por Juliette Binoche, en una interpretación llena de vulnerabilidad y anhelo, Un sol interior se atreve representar las fisuras para dar paso a una corriente vital que insiste en el deseo como porvenir absoluto. —Óscar Garzón. Roma, Alfonso Cuarón

Cleo, una joven de origen mixteca, trabaja como empleada doméstica en una casa de familia de clase alta, la cual se encuentra en una profunda crisis que conducirá a una reestructuración de la vida cotidiana. Ganadora del León de Oro del pasado festival de Venecia y exhibida, inesperadamente, en Netflix y algunas salas alternativas en Latinoamérica de forma paralela, la más reciente película de Cuarón ofrece a la vez un íntimo drama familiar y un retrato de las convulsas condiciones políticas y sociales de México después de las manifestaciones de 1968. Al tiempo que expone la naturalización de las castas heredadas de la Colonia y denuncia la violencia y el desprecio masculinos, Roma pone en evidencia las complejas relaciones afectivas que son establecidas y atravesadas por las economías del cuidado y el servicio: cómo estos intercambios logran alterar (o cuestionar), aun de forma provisional, cierto orden establecido, esa nociva jerarquía que aún hoy parece regirnos como sociedad. —Andrés Jiménez Suárez. Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Martin McDonagh

La autenticidad de los rasgos humanos le da fuerza a una de las mejores películas de la pasada temporada de Óscar. En un pequeño pueblo, las vidas de varios personajes en busca de redención se cruzan y las instituciones que parecen incuestionables se empiezan a quebrar. —Nicolás Mejía. La balada de Buster Scruggs, Joel e Ethan Coen

Los Coen hacen una arqueología del western (y del relato) que supera con creces el inventario de nostalgias, y logran una película desbordada de ironía, crueldad y ternura. Estas tres cosas no parecen poder ir juntas. El milagro de este film es que muestra que sí. —Pedro Adrián Zuluaga. Zama, Lucrecia Martel

El cuarto largometraje de la directora y guionista argentina está basado en la novela homónima del escritor Antonio di Benedetto —también argentino aunque, a diferencia de Martel, bastante olvidado… hasta esta película—. Martel cuenta que leyó la novela durante un viaje por un lugar casualmente selvático y caluroso, similar a la selva virgen en que Don Diego de Zama busca salir de su destierro involuntario en el Paraguay del siglo XVIII. Hacer una película basándose en esa novela lo sintió entonces como un llamado. Y como llamados también nos llegan no solo esta obra maestra de la cinematografía universal; también las reflexiones  que Martel ha puesto en palabras múltiples veces después de presentar su película: que el pasado es una sarta de lugares comunes; que al tratar de descifrarlo y presentarlo hay que procurar hacerse preguntas, no asumirlo como dado; que el sonido es determinante para la indagación de ese pasado; que el sonido es determinante en general, porque en él hay una riqueza inexplorada; que escuchar, de hecho, sirve precisamente para tratar de ver distinto. Para pensar. —Sara Malagón Llano. Lady Bird, Greta Gerwig

Lady Bird es un manifiesto de amor a Sacramento. Plagada de contrastes, la primera película escrita y dirigida por Greta Gerwig narra con precisión la anatomía de una ciudad a través de los cambios emocionales y las preguntas que surgen en la vida de una adolescente que quiere huir de California. Con el humor y la audaz actuación que le valió tres premios a Saoirse Ronan como Lady Bird, esta cinta se adentra en la compleja relación que mantiene Ronan con su madre, interpretada por Laurie Metcalf, al ser polos completamente iguales que se debaten entre la dulzura, la terquedad y la rabia. Joan Didion dijo “quien quiera que hable sobre el hedonismo en California jamás ha pasado una Navidad en Sacramento”.  —Nicolás Rocha Cortés   The Other Side of the Wind, Orson Welles

Este film inconcluso de un genio maldito desmenuza con fineza el poder vampírico del cine. Las películas como pacto fáustico. En Netflix, donde la película está disponible, también se puede ver Me amarán cuando haya muerto, un documental sobre la infausta realización de este film que tal vez Welles nunca quiso terminar. La magnífica sonrisa final de Welles en el documental da un indicio sobre todo lo que él llegó a entender del cine al final de su vida. —Pedro Adrián Zuluaga. Matar a Jesús, Laura Mora

Matar a Jesús, la primera película de Laura Mora, creó algunos equívocos durante su exhibición en festivales y salas. Algunos personas creyeron que la película se centraba en un tema religioso, a raíz del título, y otras más se resistieron a verla al pensar que el enfoque sería el mismo de muchas películas colombianas recientes que han tratado el conflicto nacional de los últimos cincuenta años. Incluso, muchos espectadores se espantaron ante una fórmula que parece generar sospechas: Medellín, marginalidad y sicarios. Y sí: Matar a Jesús podría tener algo de cada una de estas cosas pero es mucho más. Es una película rodada con sensibilidad, con personajes construidos con potencia y justicia, que trascienden lo local para hablarnos de asuntos universales: la muerte, la ausencia, el dolor y la venganza. Laura Mora lo tiene claro, como lo ha dicho en varias entrevistas: hay que seguir narrando nuestra historia. Pero, como ella misma lo demostró con esta película, hay que intentar hacerlo con inteligencia, proponiendo reflexiones profundas —poéticas, filosóficas, sociológicas— a partir de nuestra realidad inmediata. —Juan de Frono. Hereditary, Ari Aster

El horror como género a menudo ha sido despreciado como uno menor, obsesionado con la mera excitación de su audiencia con sustos vacíos y sangrientos. Con el engorroso título en español El legado del diablo, la fascinante Hereditary (que traduce directamente “hereditario”) quedó encasillada en el peor estereotipo del género. Pero Aster, cuyos inquietantes cortometrajes demuestran su potencial para volverse un verdadero maestro del horror, está preocupado con el terror inherente de ser parte de una familia. Lo más espeluznante no es ningún demonio, sino el daño que nos hacen nuestros seres más queridos, tanto de manera consciente como inconsciente, y nuestra propia inhabilidad de detener los dolorosos patrones que heredamos junto con la nariz de nuestros padres. Esto, junto a una trama audaz y tomas férreas, la convierten en una de las más originales del género y del año. —Ana Gutiérrez. Lazzaro felice, Alice Rohrwacher

Premiado como mejor guion en Cannes 2018, este tercer largo de la directora italiana nos muestra a un simple de corazón (Lázaro), muy cercano a personajes como los que construía Pasolini con Ninetto Davoli. La confianza irrevocable de Lázaro, su bondad, son una revolución imposible de asimilar por el pesimismo del sentido común, a veces tan complaciente y satisfecho con la verificación del desastre. —Pedro Adrián Zuluaga. Isla de perros, Wes Anderson

Como ya se intuía en Fantastic Mr. Fox, el estilo de Wes Anderson adquiere una nueva potencia a través del stop motion para poner en escena su particular atención al detalle, el contraste y la simetría. Esta historia que oscila entre la distopía, el cine de aventuras y la ciencia ficción, se encarga de retomar el lenguaje —ya sea en una traducción o en un haiku— como herramienta y lugar de encuentro frente a la tiranía. —Óscar Garzón. Pájaros de verano, Cristina Gallego y Ciro Guerra

Lo fácil sería, y ha sido, comparar la portentosa película de Ciro Guerra y Cristina Gallego con El Padrino y Scarface, los referentes más clásicos de las épicas de crimen. Pero eso solo es una entrada a una saga excepcionalmente colombiana: desde la música hasta las parrandas, Pájaros de verano es un retrato tanto de la entrada del veneno tan pernicioso que ha sido el narcotráfico en el país como de las realidades que existen lejos del ojo del Estado. Con el ancla de Carmiña Martínez, quien dice más con una dura mirada que lo que podrían muchos con mil palabras, Pájaros de verano es una entrada imperdible en el canon del cine mundial, por no hablar del colombiano.  —Ana Gutiérrez. Bixa Travesty, Claudia Priscilla y Kiko Goifman

A modo de broma, desde que la vi en el FICCI 58 y luego en el Ciclo Rosa, me he referido al efecto que produce Bixa Travesty como tomarse tres (o cinco) latas de bebida energizante. La historia del cine cuir latinoamericano comienza, quizá, con la crónica de una muerte anunciada, la de Manuela en El lugar sin límites; pero 40 años después, a través de una fresca cinematografía reciente de Brasil, el monstruo (ese deseo, ese cuerpo) hoy se rebela y pretende despertar aún más dudas, pues expone con orgullo todos sus rasgos inclasificables. Este documental sobre lo femenino ofrece un retrato de Linn da Quebrada, una arrolladora cantante trans negra que ha encontrado en las letras de su música y en su propio cuerpo un territorio de batalla a través de los cuales se rehúsa a cualquier categorización. Esta rotunda declaración de guerra contra lo masculino invoca la urgente capacidad de las identidades cuir de incidir profundamente en nuestra sociedad. —Andrés Jiménez Suárez. In The Fade, Fatih Akin

Diane Kruger, en el mejor papel de su carrera, interpreta a Katja, una alemana que pierde a su esposo e hijo en un ataque terrorista y busca la manera de reconciliarse con sí misma. Esta película sobre la imposibilidad del perdón ganó el Globo de Oro a Mejor Película Extranjera en la última edición. —Nicolás Mejía. Le puede interesar: Los mejores libros de 2018 según ARCADIA