Hace dos años, el cine francés produjo dos películas que pusieron el tema de la homosexualidad sobre la mesa. Una de ellas, La vida de Adèle, cuenta la historia de amor entre una estudiante de 17 años y una joven universitaria. La película generó controversia por las escenas de sexo explícito pero, en términos generales, la crítica estuvo de su lado. Mucho influyó su exitoso paso por Cannes 2013 cuando tanto el director como sus dos actrices principales recibieron la Palma de Oro. Por todo lo que generó a su alrededor y, sobre todo, por abordar el tema tabú de la homosexualidad femenina, La vida de Adèle es una de esas películas que casi todo el mundo vio o escuchó hablar. La segunda película, Guillermo y los chicos, ¡a la mesa!, se estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes, llevándose los premios Art Cinema y SACD. Posteriormente, fue nominada en diez categorías de los premios César y se llevó cuatro galardones. Pero a diferencia de La vida de Adèle, y aún cundo también hizo un buen recorrido por festivales, esta película llega a las salas de cine colombianas hasta ahora. Dos años después de su estreno y gracias al decimocuarto Festival de Cine Francés, que se llevará a cabo del 16 de septiembre al 31 de octubre en varias ciudades del país. Guillaume Gallienne, su director, elabora la homosexualidad masculina a partir de una serie de decisiones estéticas que toma en Guillermo y los chicos, ¡a la mesa!. La primera se encuentra en el título: Guillaume es el protagonista de su propia película. La secuencia de inicio tiene lugar en el espacio escénico de un teatro, donde Guillaume introduce el gran conflicto de su vida que es al mismo tiempo el hilo conductor: la relación con su madre. Justo después, la película se traslada a un tiempo cinematográfico fuera del teatro, a una escena enrarecida entre madre e hijo, en la que ambos personajes son interpretados por Guillaume.

Guillermo y los chicos, ¡a la mesa! es la puesta en escena que el director hace de su vida, o mejor, de su "homosexualidad". Guillaume elige la comedia para narrar los episodios que lo marcaron al crecer como un joven muy amanerado en el seno de una familia burguesa, junto a un padre autoritario y machista, y dos hermanos varoniles que no pierden oportunidad de burlarse de su feminidad. El hecho de que el director interprete a su madre, ahorra la presentación del personaje. El hijo quiere ser la madre y para la madre es apenas lógico que el hijo se sienta una mujer. De hecho, ella da por sentado la homosexualidad del hijo aún cuando el joven Guillaume no ha tenido contacto alguno con un hombre. Luego de exponer la búsqueda fallida de su homosexualidad, Guillaume entiende que su ‘condición’ es una suerte de complejo edípico no resuelto. Las dos películas mencionadas tratan el tema de la homosexualidad de maneras distintas, si bien ambas han sido polémicas. La vida de Adèle desde la perspectiva de género y Guillermo y los chicos, ¡a la mesa! porque sugiere que las relaciones entre el mismo sexo pueden responder a un trastorno psicológico. Pero ambas tienen el mérito de abrir esa discusión, sobre todo cuando se estrenaron un año después de las manifestaciones que se oponían violentamente al matrimonio igualitario en Francia.