Agnès Varda logró en el cine una inversión de los términos biológicos a los que está condenado el ser humano: envejecer al mismo tiempo que rejuvenecía en la pantalla. Sesenta y tres años después de estrenar su primer largometraje, La Pointe Courte (1956), Varda filmaba su testamento cinematográfico, Agnès par Varda (2019), en el que reflexiona sobre su vida hecha cine y sobre el mundo que recorrió y observó con su cámara. Cincuenta títulos, repartidos entre largos, cortos, documentales y ficciones, son la evidencia de un talento que nunca se acomodó en sus hallazgos, renovando permanentemente la forma narrativa de su escritura cinematográfica. Una hija de su tiempo, de la explosión formal que representó la Nouvelle Vague hacia finales de los años 50, el rótulo no pasó en vano para madame Varda: estuvo en la cresta de su propia ola descubriéndose a sí misma en el transcurso de su obra. Como el personaje de Sandrine Bonnaire en Sans toit ni loi (1985), restándole la violencia de la desesperanza que abruma a Bonnaire en la película, Varda no reconoció otra ley para su historia creativa que la de ella misma. Creó un estilo que se reveló en sus tardíos veinte años con su primera película y concluyó tras la odisea visual por la que nos acercamos al mundo que permanece en sus testimonios, en los viajes que realizó a través de un mapa sin fronteras, en los lugares adonde la llevó el azar –Francia, Estados Unidos, China, Cuba–, guiada por su interés en recolectar imágenes, sembrarlas en la memoria del público y verlas crecer, como ahora, cuando el cine continúa honrando su presencia en la pantalla, tan juvenil a sus noventa años de edad. Agnès Varda: un cine sin techo ni ley * El 18 Festival de Cine Francés le rendirá homenaje con la proyección de cinco de sus películas. Estos son los títulos de la retrospectiva (consulte aquí los horarios y salas): Cléo de 5 à 7 (Cleo de 5 a 7) - 1962
Cléo, una joven y hermosa cantante, aguarda los resultados de un exámen médico. Durante su espera, salta de la superstición al miedo, de la calle de Rivoli al Café du Dôme, de la coquetería a la angustia y de su casa al parque Montsouris. Su amante, su músico, una amiga y luego un soldado le abren los ojos al mundo. Sans toit ni loi (Sin techo ni ley) - 1985
El cadáver congelado de una joven vagabunda es encontrado en una zanja. ¿Cómo murió? ¿Cómo vivió? ¿Quién la extrañará? La cámara sigue a Mona en su caminar errante durante los últimos dos meses de su vida, un viaje frío y cruel pero lleno de encuentros. Jacquot de Nantes (Jacquot de Nantes) - 1991
Jacquot tiene once años. Su padre tiene un taller mecánico, su madre es peluquera y los tres disfrutan cantar y ver películas. Fascinado por toda clase de espectáculos (teatro, cine, marionetas), compra una cámara para realizar su primer film amateur. Una evocación a Jacques Demy, su infancia y vocación por el cine y los musicales. Visages Villages (Rostros y lugares) - 2017
Dos artistas viajando por los campos de Francia. Agnès Varda escogió el cine y JR las galerías al aire libre. Lo que nació como un tour fotográfico, terminó en un documental co-dirigido que no solo captura el paisaje francés y sus personajes, sino la historia de una amistad. Varda by Agnès (Varda por Agnès) - 2018
¿Quién mejor que Varda para explicar a Varda? Este documental le dejó al público un lugar de encuentro con la artista, la fotógrafa, la cineasta. A través de un recorrido por su filmografía, por las historias y personajes que han compuesto su obra, Agnès Varda plasmó un autorretrato conmovedor de su universo y perspectiva del mundo. De clásicos y nuevas olas: todo lo que debe saber del 18 Festival de Cine Francés