El cineasta británico Terry Gilliam anunció en la redes sociales que ha terminado de rodar en España y Portugal su versión de Don Quijote, iniciada hace 17 años."Después de 17 años, hemos concluido el rodaje de El hombre que mató a don Quijote", (The man who killed Don Quixote, en inglés), escribió el domingo en Twitter y Facebook el exmiembro del grupo humorístico Monty Python.
"Muchas gracias a todo el equipo y a los que creyeron en el proyecto. ¡Quijote vive!", añadió el cineasta de 76 años, que ha dirigido otras películas como Brasil o Doce monos.En la adaptación de la obra de Miguel de Cervantes, el actor estadounidense Adam Driver (Star Wars: el Despertar de la Fuerza, Paterson) interpreta a un publicista que viaja a España y se reencuentra con un hombre que se cree Don Quijote, encarnado éste por el británico Jonathan Pryce. También figura en el elenco la actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko. Contó con un presupuesto estimado de 18 millones de dólares.Con un casting de lujo, que incluyó al estadounidense Johnny Depp y a los franceses Jean Rochefort y Vanessa Paradis, Gilliam quiso rodar Don Quijote en el año 2000, pero su tentativa fue un fracaso.En aquella ocasión, unas inoportunas lluvias anegaron el lugar de rodaje, y destruyeron los decorados. Jean Rochefort, que debía hacer de Don Quijote, sufrió una hernia discal que le impedía montar a caballo, un detalle más que molesto para el caballero andante...Para colmo de desgracias, Gilliam descubrió al llegar al lugar que los aviones de una cercana base de la OTAN hacían un ruido ensordecedor cada quince minutos.Aquel memorable fracaso fue inmortalizado en un documental Lost in la Mancha (2002), de Keith Fulton y Louis Pepe. Estos debían encargarse inicialmente del ‘making of‘, que terminó siendo un hilarante "not making of".
Pese a todo, Gilliam no tiró la toalla y puso su empeño en terminar su proyecto, el cual algunos tildaron de ‘maldito‘. Hizo múltiples intentos, que llegaron más o menos cerca a levantar de nuevo el proyecto, pero no pudo hacerlo hasta este año. El cineasta estaba consumido por la obsesión, como dijo el año pasado al diario español El País, "hacer mi versión de Don Quijote es una obligación médica. Es un tumor cerebral que tengo que extirpar como sea".