Cuando una persona enfrenta la muerte de un ser amado suele atravesar una serie de etapas de duelo en las que se experimentan problemas físicos, aparece el insomnio y se pierde el apetito. De hecho, en los casos más extremos la pérdida también provoca trastornos anoréxicos y bulímicos.
En este plano, el portal especializado Triacentro indicó que “la pérdida de un ser querido (...) cambia, por así decirlo, el guion que cada persona ha construido de su lugar en la vida. En el caso de la bulimia, con el consumo excesivo de comida y con el vómito se hacen soportables la pérdida y la angustia que esto causa. Este ‘llenado y vaciado’ que constituye el ciclo bulímico, restituye la falta de lo perdido y no produce la confrontación”.
En estos escenarios, saber llevar una dieta equilibrada es fundamental para atravesar las etapas del duelo conocidas como la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Aunque no todas las personas pasan por dichas etapas de manera lineal, como lo explicó el experto en duelos Jorge Gómez Calle.
Lisa Shulman, profesora de la Universidad de Maryland, explicó en un texto de la BBC que en las etapas iniciales del duelo ocurre una reacción primaria que varía entre luchar o huir y, como resultado, las personas pierden el apetito.
Shulman realizó un trabajo personal en el marco de su propia experiencia tras el fallecimiento de su esposo. El resultado fue un libro titulado After Loss (Después de una pérdida). En él explica cómo la comida le ayudó a minimizar el dolor de la muerte.
“Cuando perdemos a alguien de forma traumática, es como si el cerebro actuara como un especie de guarda de seguridad. Lo que hace es bloquear los recuerdos dolorosos y solo permite los que son más fáciles de procesar. En ese estado de tristeza, es como si hubiera una sábana entre nosotros y el ambiente y esto silencia nuestras experiencias sensoriales. Por eso se nos dificulta tener hambre o ganas de comer”, dijo Shulman en conversación con la BBC.
La académica destacó que con el fin de recuperarse gradualmente del dolor que produce la muerte de una persona amada, la comida puede jugar un papel reparador. “Yo me enfocaría en las comidas que son significativas y que tal vez nos traigan esas memorias. Pero hablo desde mi experiencia. Me he dedicado a preparar las comidas que le gustaban a mi esposo en los restaurantes y eso me reconforta de alguna manera”, aseveró.
Ahora bien, es importante saber controlar el consumo de comida para no caer en una hiperfagia, la cual se relaciona con un incremento de ingesta de alimentos.
Como decíamos, una buena alimentación durante el proceso de duelo hace que el cuerpo responda de mejor manera y por eso es determinante “realizar cinco comidas al día, tomar todo tipo de nutrientes y mantenerse hidratado”, detalló la página Mejor con Salud.
Finalmente, el consumo de infusiones optimiza el estado de ánimo y aumenta los momentos de calma. Algunas bebidas recomendadas son a base de hierba de San Juan, tomillo o manzanilla.