Este viernes 1 de julio inicia la competencia de ciclismo de ruta más importante del planeta: el Tour de Francia. La carrera en la que participarán tres colombianos (Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Daniel Felipe Martínez) estará compuesta de 21 etapas que se correrán en cuatro países: Dinamarca, Bélgica, Suiza y, por supuesto, Francia.

El trazado de seis etapas planas, siete etapas con relieve, seis etapas de montaña con cinco llegadas en alto (La Super Planche des Belles Filles, Col du Granon, Alpe d’Huez, Peyragudes y Hautacam) y dos contrarrelojes individuales sumará un total de 3.350 kilómetros. Distancia descomunal que requiere de una alimentación correcta dentro y fuera de la carretera.

Un ser humano necesita entre 2.000 y 2.500 calorías diarias para su funcionamiento normal. En una sola etapa del Tour, un pedalista puede llegar a gastar entre 6.000 y 8.000 calorías. Para recuperar esa energía, los ciclistas profesionales tienen que llevar un régimen alimenticio estricto. Por ejemplo, según detalló el periodista noruego Nicolay Ramm, al desayuno un corredor se come un plato de avena, un omelet, tres sanduches, un batido de frutas, café, un plato de pasta, yogur y jugo de naranja.

En el desayuno ingieren altas cantidades de carbohidratos y azúcares pero poca fibra porque la misma podría aumentar el volumen de su estómago, algo negativo para el rendimiento en carrera.

En tanto, a lo largo de la etapa, el menú se compone de croissants de jamón y salami, barras de cereal, barras energizantes, pasteles de arroz, geles, bebidas hidratantes y mucha agua.

Terminada la etapa diaria de la carrera, “los ciclistas deben recuperar las enormes cantidades de calorías que habían quemado. Así, después de un baño, cenan una monumental comida de aproximadamente 2.000 calorías, incluyendo una gran cantidad de proteínas para reparar los músculos que fueron puestos al límite de su funcionamiento”, detalló el portal Triatloners.

Pero aquí no paran, el cuerpo del ciclista continúa quemando muchas calorías horas después de concluir la etapa. En ese sentido, ingieren una post-cena rica en alimentos con carbohidratos fáciles de digerir para mantener las reservas de glucógeno llenas. Una taza de yogur con cereales, algunos frutos secos o un pedazo de fruta suelen ser suficientes.

Además de la comida, los ciclistas de equipos como Ineos Grenadiers, del que hace parte Dani Martínez; Education First, donde corre Rigo Urán; o el Arkéa Samsic, escuadra liderada por Nairo, llegan a beber hasta ocho litros de agua diarios para estar en plenitud de condiciones.

El café es otra bebida fundamental en un equipo de ciclismo. De hecho, cada bus suele tener novedosas máquinas que preparan todo tipo de cafés dependiendo del gusto de cada corredor. Un ciclista profesional -o aficionado- suele beber un café negro antes de su montada y, en el transcurso del día, puede tomar otras cuatro tasas adicionales. La cafeína es permitida en las carreras de la UCI World Tour.

Finalmente, sobre la alimentación de los ciclistas, la página web Mundo Bici dice que “la clave más elemental para perder peso es garantizando que el gasto de calorías sea mayor a las consumidas. De igual forma, (...) aquellos pedalistas que deseen mantener su peso promedio deben equilibrar el gasto y consumo calórico y si por el contrario el deseo es subir, deberán ampliar la dieta y comer mucho más de lo que queman en una sesión de entrenamiento o competencia”.