El mijo es un cereal que en la actualidad es catalogado como un superalimento gracias a su alta concentración de zinc, calcio y potasio, entre otros. Los expertos que han analizado este insumo aseguran que podría ser funcional para combatir la deficiencia de minerales en la dieta de las personas.

“Nuestra investigación allanará el camino para el descubrimiento de tipos de mijo ricos en minerales biodisponibles. Tales granos podrán promover la salud ósea en personas mayores y jóvenes y abordar las deficiencias minerales”, dijo Apramita Devi, investigador de la Universidad de California, Estados Unidos.

En este sentido, el doctor Enrique Martínez Manrique, responsable del Laboratorio de Bioquímica y Fisiología de Granos, de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria de la FES Cuautitlán, México, añadió que el mijo tiene una mayor cantidad de proteína que el maíz o la cebada y su cultivo se puede llevar a cabo hasta en zonas semidesérticas.

“Una tierra debe tener minerales, sales, es decir, nutrientes para la planta; el mijo no necesita tanto, no necesita fertilizantes, obviamente que si se le ponen la producción va a aumentar, pero así puede crecer”, comentó el experto en conversación con la Fundación UNAM.

El mijo es uno de los ocho cereales más consumidos en el mundo y en su mayoría se siembra en Asia y África, uno de los continentes con mayores índices de desnutrición.

Este superalimento contiene bastante fibra, útil para la absorción de grasa. Además, fomenta la buena digestión y disminuye la posibilidad de padecer cáncer de colon y enfermedades gastrointestinales. También está cargado de compuestos fenólicos que tienen una función como antioxidantes y, entre otras de sus bondades, proporciona más defensas al organismo ante situaciones como el estrés.

En tanto, el consumo de mijo disminuye el riesgo de diabetes, enfermedades cardiacas y trastornos de la digestión, mejora la salud respiratoria y el sistema muscular y neural.

Todas estas características son significativas a la hora de atacar la desnutrición mundial. De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el número de individuos que sufrieron de hambre a nivel global se incrementó significativamente en el 2021, llegando a 828 millones de personas. Este aumento se tradujo en alrededor de 46 millones más que en 2020 y 150 millones más desde que comenzó la pandemia del coronavirus.

Además, según la ONU, casi 3.100 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2020, 112 millones más que en 2019, lo que refleja los efectos de la inflación en los precios de los alimentos al consumidor derivados de los impactos económicos de la pandemia y las medidas implementadas para contenerla.

Dicho informe define nuevas líneas de advertencia que indican que el mundo no está avanzando en su objetivo de erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas para el 2030.