En el campo de la geografía, acumular datos fue lo más importante hasta el siglo XVIII. Luego, en el XIX, vinieron las exploraciones científicas, y a mediados del XX aparecieron corrientes teóricas y metodológicas cuantitativas que permitieron hacer análisis de localización espacial y entender mejor la demografía.Esta ciencia, que profundiza en los fenómenos biológicos, físicos y humanos que ocurren sobre la superficie de la tierra, y las causas que los producen, se desarrolló en sus comienzos a partir de los trabajos de cartógrafos, topógrafos y biólogos empíricos, y de exploradores y viajeros que fueron comprendiendo, dibujando y describiendo las regiones transitadas.La importancia de la geografía, entonces, es definitiva para que el ser humano comprenda sus entornos.Por ello con el patrocinio de Colciencias, el Sena, Ruta N, Sapiencia, y la gobernación del Atlántico, y en alianza con universidades tanto públicas como privadas, Clubes de Ciencia Colombia trajo al país 66 cursos intensivos gratuitos dirigidos a niños y jóvenes, que desde el pasado lunes participan en talleres en Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla, Pereira y Túquerres (Nariño), en diversos temas como salud, nanotecnología, inteligencia artificial, ingeniería, innovación y emprendimiento. Estos talleres son dirigidos por investigadores vinculados a algunas de las más prestigiosas universidades del mundo como Harvard, MIT, Columbia, Cornell y Stanford, entre otras.El objetivo con estos Clubes de Ciencia, que utilizan un formato innovador para despertar en los jóvenes colombianos la pasión por la ciencia y la tecnología, es acercar el mundo de la investigación de punta a todos los colombianos, para convertir la ciencia en un tema cotidiano y de esta manera desatar una revolución científica que pueda transformar social y económicamente a nuestro País.Uno de estos espacios es el ‘GeoClub: el poder de la información geográfica, las comunidades y la web’, que se dicta por estos días en la Universidad de los Andes, dirigido por la profesora Marcela Suárez, ingeniera catastral, magíster en Gestión del Riesgo.En el taller se les ha explicado a los niños y jóvenes de qué forma la información geográfica está vinculada a sus vidas cotidianas, y cómo planear sus propios recorridos o desplazamientos a partir de la creación de herramientas de navegación como Google Maps. “También queremos mostrarles cuál es la importancia de esa información para la toma de decisiones, por qué es valioso aprender a manejar, a explorar y a entender tecnologías como Google Earth, GPS, para que se empoderen con su propia información, conocer su propio territorio y así mismo generar conocimiento”, dice Suárez, quien cursa un doctorado en Geografía en la Universidad de California.En California, donde la profesora es asistente de cátedra, hay muchas herramientas para la investigación científica, pero no tanta pasión o ganas por aprender como las que ha visto en el GeoClub. Le ha sorprendido que los niños se levanten a las 5:00 de la mañana para llegar al salón del que salen a las 4:00 de la tarde, trabajen muy contentos en equipo y regresen a sus casas a las 8:00 de la noche, sin muestras de cansancio y, por el contrario, muy emocionados por lo aprendido.“Antes de empezar las clases los he visto muy interesados en querer aprender y terminar sus proyectos. Están construyendo su propio mapa web. Sus iniciativas tienen que ver con la planeación de sus barrios, con mapas actualizados de sus sectores en los que estén ubicados los sitios de interés de sus comunidades; incluso propuestas en las que exponen dónde deberían estar ciertas zonas que no les gustan. Eso es lo que queremos, que generen sus propias herramientas para la toma de decisiones”, explicó Suárez.Uno de esos alumnos es Miguel Ángel Cantor Hernández, de 14 años, estudiante de grado noveno en el Colegio Departamental de Soacha. Él dice que ha aprendido la otra cara de la geografía, ya que a veces en su salón de clases se les enseña de “forma aburrida. En cambio en el GeoClub nos están mostrando la parte divertida, emocionante. Nos han explicado cómo con ciertas aplicaciones y con la web, podemos ampliar más nuestros conocimientos. Estoy trabajando en un mapa informativo sobre los sectores pobres de Bogotá, los que han sido excluidos, los que no han tenido privilegios, para poder hacer campañas para mejorar a esas comunidades”, dice.A través de las aplicaciones Google Maps y Google Earth los asistentes conocen mejor sus entornos, sus límites, sus horizontes, ahondan en las culturas colombianas y hasta hacen safaris y recorren los parques nacionales. “Sí creo que la ciencia, la geografía en este caso, puede ayudar a transformar a Colombia. Si conocemos bien nuestro país, nos conoceremos mejor nosotros, nuestras culturas y orígenes”, dice Miguel Ángel.En los colegios, a veces por falta de materiales o de información y preparación, a los estudiantes no les enseñan la dimensión de la geografía. Es lo que piensa Lesly Nicholl Díaz Rodríguez, de 17 años, del Colegio Sorrento, de Bogotá. “Nos han hablado de la importancia de crear un mapa. Ahora sé cómo hacerlo incluso en el celular sin wifi o sin datos. Los profesores no establecen distancia con los alumnos, no son retrógrados, sino modernos. Uno les puede dar opiniones o elementos para apoyar la clase”, revela la joven de 17 años, de grado noveno.La profesora Marcela considera que los colombianos deben aprender de su geografía para que nadie de afuera venga a contarles con qué se cuenta. Esta ciencia —sostiene— va más allá de aprenderse los nombres de las capitales o de los departamentos. “La geografía es una disciplina muy amplia. Hay trabajos interesantes de geografía ligada con psicología, sociología, climatología. Esto nos sirve para abrirles a los chicos una ventana que podría darles muchísimas oportunidades para lo que ellos quieran”, explica.Así ha sido para Miguel Ángel: “El taller me ha revelado cosas que no sabía que existían, como información sobre el Sol, Marte, la Luna, las estrellas. Cosas interesantes que el colegio no nos enseña”. Igual para Lesly Nicholl: “Hoy sé más de geografía que lo que sabía antes. Por ejemplo, ahora puedo planear mis recorridos para llegar antes de tiempo a alguna parte, por direcciones más apropiadas”. En el GeoClub de Colciencias y el Sena han acercado la geografía a las comunidades para que, a través de la web, la usen en sus vidas y no la vean como algo que pertenece solo a investigadores. Pero lo mejor de todo es lo que rescata la profesora Marcela: “las ganas y la creatividad de los niños. Ellos están todo el tiempo tratando de transformar su propia cotidianidad”.