El éxito es la máxima expresión que podemos encontrar de la relación que existe entre la acción que ejecutamos y el tiempo que le adjudicamos a esa acción en la busqueda de un resultado. Los resultados se han convertido en la demostración interna y externa que nos permite entender el avance, el crecimiento y sentir la satisfacción de nuestro desempeño. Desde que somos niños vemos cómo nuestros padres (hoy en día hasta nuestros abuelos), todo nuestro entorno sale en la busqueda de un balance personal y profesional, que les permita soñar con la libertad. La libertad nos la venden en cada esquina; libertad de expresión, la democracia, el trabajo en el que te quieras desempeñar, pero realmente ¿Somos libres mentalmente?
Desde que nacemos, aprendemos viendo lo que nos rodea, lo que les sucede a otros y de manera casi inconsciente entramos en un juego conocido como la carrera de las ratas, a mi me gusta más la carrera de la muerte. Yo sé que puede sonar muy fuerte y llevarte a imaginarte mucho, pero ¿no crees que en un mundo donde sueñas una cosa y los resultados te muestran otra, te limitas a alcanzar ese potencial mental de lograr lo que te propones? Lo que quiero decir en otras palabras es que el 96% de las personas en el mundo intercambian tiempo por dinero, lo que, de alguna manera u otra, te permite interpretar que no pueden parar, cosa que desencadena en una de las peores situaciones, que empeora los resultados de las personas: la incertidumbre. Si puedieramos verlo desde una perspetiva diferente, una persona con certeza hacia algo, pierde el miedo, actúa de forma auténtica y se permite llevar su mente, su cuerpo y sus acciones a la máxima expresión.
Hoy en día, muchas personas sienten presión y eso los hace tomar decisiones erradas. Así que si analizamos el tema, podemos determinar que el camino al éxito y la calidad de la inversión en el tiempo, harán que eventualmente las personas conquisten sus propios resultados y ahí es precisamente donde entra a jugar una pieza fundamental en todo este proceso mental: la presión. ¿Cómo podemos definir la presión? ¿Podrá ser el miedo que siente una persona antes de tomar una acción significativa? Si eso es así y el miedo es parte de nuestro día a día, el precio que estamos pagando por conquistar los resultados a largo plazo es muy alto. Hoy en día, muchas personas sienten esa enorme presión, que los hace tomar decisiones erradas, buscando resultados inmediatos que opacan el proceso hacia su éxito. Esas personas viven con una mentalidad microondas que olvida la importancia de ir poco a poco, se les olvida lo que demora un niño en formarse en un vientre, en dar los primeros pasos, en aprender a hablar, etc. Viven en una ruleta rusa al tomar decisiones y con gran afán por obtener resultados increíbles, pero con una gran igorancia y desconocimiento sobre el precio que en realidad se debe pagar.
Es por esto que la carrera de la muerte es una actitud que ya se puede predecir, no solo por el comportamiento que tenemos, sino por la necesidad de resultados que hace que nuestros hábitos se modifiquen casi instantaneamente, deseando el resultado e ignorando el esfuerzo y sacrificio. Aprendemos viendo, y solo vemos lo que los expertos muestran, así que entender cómo funciona el proceso va a ser la clave, algo así como decía confusio “dale un pescado a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá siempre”. Así pues, tu presión, a partir de ahora no deberían ser los resultados que te están hundiendo los sueños, sino los procesos que requiren invertir el tiempo con sabiduría solo en las acciones que, en el tiempo te salven de la carrera de la muerte y te lleven a la grandeza. *Entrenador de Mentalidad