Todo esto tiene que ver con el ego, el orgullo y la sensación de aceptación, el problema es que tratamos de sobresalir en cada uno de los procesos o etapas de nuestra vida, más por demostrarle a la gente, que por demostrarnos a nosotros mismos que lo conseguimos. Un ejemplo de esto es que muchas personas tratan de tener una relación sentimental como la de una película, plasmando cada momento o detalle en cada foto que subimos a nuestras redes sociales y poder sentir de esa manera la aprobación y el reconocimiento de otros, mientras que la relación real, no está ni cerca de lo que se quiere hacer creer. De igual forma no es muy diferente en todos, las experiencias que tenemos y los logros que obtenemos sin importar el tamaño, la dificultad o la cantidad de obstáculos que se presentaron y atravesamos para poder conquistarlos, nos llenan de excusas o razones perfectas para compartirlas con todos nuestros círculos sociales. Ese puesto que conseguimos, el viaje o algo tan sencillo pero tan energizante como tener una cita con tu sobrinita en el cine para ver el lanzamiento que ella tanto soñaba. Cada una de esas son excusas son perfectas para sentirnos valorados y aceptados en nuestra comunidad. Nada de esto está mal, no quiero parecer un anti-social ni mucho menos, tan sólo tenemos que tener claro que existen condiciones básicas que no podemos simplemente ignorar: la primera, es muy sencilla, todo lo que haces debe tener un sentido de coherencia con tu vida soñada, teniendo en cuenta que de cada una de las acciones que realizas, va a obtener un resultado que guía un propósito de vida auténtico. La segunda es tener claro las acciones que vas a tener que tomar en función de tus valores personales, ya que cada una de ellas que dejes de hacer van a ser contraproducentes con el resultado final, indicando que lo estabas haciendo mas por cumplirle y satisfacer los gustos a otros, antes que a ti mismo. Le tenemos: Por qué podemos pagar un alto precio por querer aparentar Usualmente, todas estas decisiones están ligadas a un factor emocional fuerte, guiado, no solo por nuestro espíritu guerrero y de supervivencia, sino por el ambiente que nos rodea y que influye de una manera directa sobre nuestra mente y comportamiento. Lastimosamente este entorno, en la gran mayoría de los casos, nos condiciona física y mentalmente generando reacciones y consecuencias, que muchas veces nos hacen retroceder algunos pasos o hasta el punto de renunciar a nuestras metas, ideas y sueños que en algún momento teníamos en mente. Es importante entender que la gran mayoría de las situaciones que nos ocurren, los resultados que obtenemos y la vida que estamos viviendo, está relacionada con cada una de esas etapas, circunstancias o situaciones que tuvimos que atravesar o vivir en nuestra vida por las decisiones y las acciones que tomamos. El problema es que la gran mayoría de las cosas que queremos, requieren un proceso, que muchas veces puede durar hasta décadas. Una familia numerosa, tener mucho dinero, ser reconocido en tu industria, o tener un cuerpo soñado pueden llevarte mucho tiempo, esfuerzo, dedicación, persistencia, disciplina y hasta romper tus propias barreras mentales para poder conseguirlo y obviamente a mayor sacrificio, mayor es la recompensa. Lo que quiero decir con esto es que posiblemente no te casaste con tu primera novia, la dieta a base de hamburguesas no fue la mejor opción y el día que supuestamente estudiaste, fue el día que el profesor injustamente te rajó. Todas esas situaciones son errores, fracasos y maestros de vida que te dieron la experiencia para ir mejorando día a día. En otras palabras, todos nos tuvimos que caer para caminar, endeudar para hacer dinero y en algunos casos divorciarte para tener una relación ejemplar y en todos los casos, el fracaso puede pasar más de una vez. En la vida, puedo garantizar que el fallo es proporcional al crecimiento. Mientras más duro te estrelles contra el piso, más fuerte es la lección aprendida. Si no crees, lee la historia de LEGO, que renació de las cenizas más de una vez y hoy, después de 80 años, sigue siendo una empresa líder a nivel mundial. Este tipo de situaciones difíciles tienen que ser el motor alentador que debemos aprender a manejar día a día, el problema llega en el momento que decidimos parar, postergar o renunciar a este proceso de crecimiento, buscando ese descanso soñado, la sensación de alivio o mantenernos en la zona de confort, en la que está más del 80% de las personas en el mundo y que lastimosamente por eso es bien visto y hace parte de nuestras vidas. Como dicen por ahí: si no puedes contra ellos únete ¿no? Es por esa misma razón es que pedimos la pizza a la leña con extra queso, la torta de triple chocolate, o simplemente dejamos ejercitarnos por la excusa que sea, porque sabes que ya casi es lunes para volver a empezar. Siga leyendo: El inicio del fin de sus deudas Algo que no pensamos es que la decisión de detenernos, lastimosamente puede ser más dañina y contraproducente de lo que te imaginas. No solo internamente, te sientes mal porque nunca lo logras, sino porque rompes una cadena de pequeñas victorias emocionales, que son muchas veces imperceptibles, pero que te estaban acercando cada vez más a esa meta soñada. En mi vida siempre fue más fácil decirle que sí a un cigarrillo, a una torta de chocolate, una hamburguesa (justificada por mi ansiedad), teniendo una excusa perfecta: que esta fuera “la última vez”, en lugar de sufrir un poco y empezar a eliminarlo de mi vida de manera contundente. Siempre fue más fácil tomarme un vaso de gaseosa en el cine que una botella de agua, pero todo cambia cuando empiezas a preguntarte cosas, a crear conciencia y a tomar las decisiones que están alineadas coherentemente con tu estilo de vida y con los resultados que esperas tener. Y es en ese momento que toda la maquinaria cerebral empieza a trabajar en función de conseguir esos sueños. Si piensas por unos minutos en todo el esfuerzo, tiempo y dificultades que tuviste que pasar (obesidad, estrés, divorcio, desempleo, deudas) para llegar al punto de tener que tomar una decisión de cambio, te darías cuenta que fue ver la luz al final del túnel, y que posiblemente te tomaría el mismo tiempo y esfuerzo empezar nuevamente. Es esa la razón perfecta que tienes que entender para saber que es más fácil mantenerte que tener que volver a empezar. Toma en cuenta cada minuto que has logrado establecer los parámetros bajo los que quieres vivir, y a partir de ahí no bajes la guardia, por más razones, personas y excusas, siempre mantenerte firme te dará las razones suficientes para no tener que sufrir esa derrota interna de volver a empezar. *Experto en finanzas personales y productividad fundador de Smartmoney official FP recomienda: El error de asumir que va a pagar sus deudas