Sentimientos y emociones son, en la práctica, los que explican el comportamiento financiero de las personas para comprar un carro, cambiar de casa, viajar o, en general, definir su estilo de vida.Las personas no son computadoras. La intuición es una herramienta valiosa para la toma de decisiones. Tal vez por ello sea cierto que las mujeres tienen mayor “inteligencia financiera” y sean mejores administradoras de los recursos en la economía familiar.Y es que las decisiones financieras implican comportamientos éticos y morales y, mucho más, cuando se administran recursos de otros. Lamentablemente, en el imaginario colectivo existe una desconexión entre finanzas y moral. Parecieran dos mundos excluyentes. El egoísmo y la avaricia se relacionan como sentimientos inherentes de quienes trabajan en el mundo financiero. Y peor aún, se interpreta que, para alcanzar el “éxito financiero”, se requiere contar con este tipo de sentimientos.Lo curioso es que en el comportamiento de estas personas en otros ámbitos de su vida están presentes los mejores sentimientos de la naturaleza humana como la solidaridad o la empatía. Incluso, estudios de finanzas comportamentales han demostrado que las personas tienen comportamientos colaborativos en campos diferentes a los relacionados con el dinero. Pero sus sentimientos se transforman cuando se incluye la toma de decisiones financieras.Esto podría ser muy parecido a lo que nos ocurre cuando conducimos en el tráfico caótico de la ciudad: podemos haber estado en una fiesta compartiendo con amigos y estando felices o eufóricos, pero una vez ajustamos el cinturón de seguridad y damos marcha al vehículo, nos transformamos y cambiamos nuestro comportamiento a modo “agresivo”. Una actitud con la que todos perdemos, porque el aumento de accidentes o no ceder el paso en los cruces, puede incrementar el caos en el tráfico.En el mundo financiero ocurre algo similar. Hemos sido testigos y, lamentablemente, algunas veces “víctimas” de comportamientos antiéticos que han generado desfalcos financieros. Lo impactante de los hechos es que estas decisiones o negocios han sido diseñados y administrados por personas que son descritas por sus amigos y familiares como “ejemplos de comportamiento”. Parafraseando a un expresidente, son descritos como “buenos muchachos”.FP le recomienda "Deje de quejarse y actúe sobre sus finanzas".¿Por qué se comportan así?La respuesta parece encontrarse en el desconocimiento de la naturaleza humana cuando diseñan y regulan los mercados financieros. Las decisiones, reacciones y comportamientos de las personas dependen del contexto, el punto de referencia, las categorías mentales y de las asociaciones que realizan.Existe, entonces, una responsabilidad para diseñar productos y servicios financieros que sean de fácil uso y entendimiento por personas comunes y no solo por expertos financieros.  De esta forma el criterio del “sentido común” podrá ser el más importante para la toma de decisiones financieras inteligentes y evitar el engaño a las personas al sentir que están invirtiendo en productos “seguros y rentables”.Las capacidades financieras no dependen solo de las características racionales del individuo sino también de los contextos que influyen sobre la percepción, intuición y sentimientos para tomar decisiones. El mejor ejemplo para probar lo anterior, es que personas expertas en matemáticas, finanzas o millonarios han sido víctimas de desfalcos a través de pirámides o creación de grupos empresariales (Ej. DMG o Interbolsa).Entonces, se requiere diseñar un nuevo marco para entender las finanzas. Un marco para generar sentimientos y emociones positivos que permitan la toma de decisiones responsables y éticas. Por eso, el mayor riesgo financiero es desconocer la complejidad de la naturaleza humana. Germán Guerrero ChaparroDirector UAMF-UNALTwitter @ FceUamfwww.facebook.com/UAMFUNALuamf_fcebog@unal.edu.co