Dentro de cada familia colombiana todos tienen o conocen a alguien con más de 75 años. Este acontecimiento, sin precedentes en la historia, corresponde al progreso de la ciencia, el aumento de la esperanza de vida en algunos países y al incremento significativo de la población mundial. El fenómeno ha tenido tanto alcance, que según cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS) para el año 2050, más del 20 por ciento de la población mundial será vieja. Es decir que en 50 años, la proporción de habitantes mayores de 60 se duplicará en todo el planeta, pasando de representar 605 millones de habitantes a 2.000 millones. En Colombia, la cifra es similar, pues de acuerdo a un estudio realizado por Fedesarrollo y la Fundación Saldarriaga Concha en 2015, el número de habitantes viejos en el país, que actualmente ronda los 5,2 millones de personas, para 2050 llegará a 14 millones.Lea también: La edad: un estado mentalEste panorama, sin duda, plantea nuevos desafíos. Sobre todo en países de ingresos medios y bajos como Colombia, donde se estima que el aumento demográfico será más rápido e intenso que en los demás. De la mano de este incremento, los países tendrán que redoblar sus esfuerzos en los temas de atención a salud, pues la cifra de los ancianos que no puedan valerse por sí mismos también se multiplicará.Aunque las limitaciones más comunes serán la movilidad y la fragilidad, una de las advertencias más preocupantes de la OMS es que el aumento de las enfermedades mentales como la demencia y el alzhéimer se disparará. A propósito del Día Mundial del Adulto Mayor, SEMANA conversó con el psicólogo clínico Jonathan Irreño Sotomonte, quien asegura que la atención en Colombia relacionados con la salud mental en la vejez aún es muy limitada. SEMANA: ¿Cuál es el panorama de la salud mental de la tercera edad en Colombia?J.I.: La pirámide poblacional se encuentra invertida, lo cual indica que es mayor la población de adultos mayores que la población de niños, los adultos mayores están perdiendo autonomía y están generando discapacidad psicosocial de manera más rápida en comparación con indicadores y cifras previas. Las tasas de morbilidad y mortalidad desde la salud pública han cambiado en los últimos años.SEMANA: Según la OMS, la demencia y la depresión en ancianos es un problema de salud pública. En Colombia, ¿qué tan buena es la atención de estos problemas?J.I.: La atención en Colombia es limitada, hasta hace poco se están generando programas con mayor impacto que beneficien la atención en salud a esta población. Es importante que desde los modelos de salud se sigan desarrollando estrategias en instituciones y entidades prestadoras de salud, que mejoren la calidad de atención en los servicios, se debe contar con un número más alto de personal calificado, que trabaje en pro de dar atención y solución oportuna a esta fenómeno de salud pública. Se debe articular un trabajo entre entes territoriales, actores políticos, instituciones privadas, instituciones públicas y los ministerios de salud y protección social.Le puede interesar: Sea un hombre joven aún en la vejez SEMANA: ¿Qué retos enfrenta el país en el tema?J.I.: Los retos se relacionan con la estigmatización que genera la vejez y el percibir que el llegar a esta etapa del ciclo vital es sinónimo de improductividad y enfermedad. También existen grandes limitaciones asociadas a que no son suficientes las políticas públicas en salud mental que están diseñadas e implementadas para combatir la enfermedad mental en los adultos mayores, es una población que requiere atención intersectorial. Las desigualdades económicas también generan un patrón vulnerable al momento de atender la salud de los adultos mayores. Se deben garantizar procesos de jubilación y adultez mayor digna.SEMANA: ¿Cuáles son los trastornos más frecuentes en los adultos mayores?J.I.: Los trastornos mentales más frecuentes en esta población son la ansiedad, el estrés, la depresión y otros trastornos neurocognitivos, como demencia, alzhéimer o párkinson. El alto consumo de alcohol también puede llegar a ser un problema, ante el rechazo o el aislamiento social al que algunos se ven sometidos.SEMANA: Habla del aislamiento y el rechazo ¿Cuáles son los factores que más inciden en que estos trastornos mentales se presenten?J.I.: Existen factores multifactoriales, entre ellos de tipo social, familiar y psicológico. Por ejemplo, los adultos mayores son más proclives a sufrir de enfermedades físicas que limitan sus capacidades y actividades. También experimentan mayor estrés al sentirse poco productivos, rechazados o abandonados. En muchos casos son maltratados física y psicológicamente por quienes les brindan cuidados especiales. También desarrollan una necesidad por llamar la atención y buscar aprobación social, es decir, se convierten en "niños grandes" que hacen lo posible por requerir del acompañamiento de sus seres queridos. Sin duda, todo esto, y el tener poca calidad de vida en la juventud o adultez determina de manera importante que desarrollen enfermedades de este tipo en la vejez.SEMANA: ¿Los familiares cómo pueden identificar estos trastornos?J.I.: Es importante identificar signos y síntomas de alarma, alteración en el patrón del sueño, ansiedad, pérdida de interés o placer por actividades cotidianas, tristeza, llanto, irritabilidad, aislamiento social, comportamiento agresivo, ideas de minusvalía, sentimientos de soledad y vacío, pérdida de memoria.Lea también: Adiós al doctor Felipe Coiffman, padre y maestro de la cirugía plástica en ColombiaSEMANA: ¿Cómo ayudarlos a proteger su salud mental?J.I.: Es importante mantener hábitos y rutinas saludables. Hay que motivarlos a ser personas sociables que puedan hacer uso de las diferentes redes de apoyo para sentirse acompañados; dar manejo asertivo a situaciones estresantes; asistir a controles médicos de salud física, mantener un estilo de vida activo, fortalecer procesos cognitivos, asistir a espacios seguros de ocio y distracción, realizar actividad física y cuidados a la alimentación.SEMANA: ¿A partir de qué edad se debe empezar a prestar más atención en este tema?J.I.: En general se podría decir que todos los seres humanos estamos expuestos a manifestar en cualquier momento una enfermedad mental, y en particular, cuando se inicia la adultez mayor. Sin embargo, algunos indicadores epidemiológicos registran que posterior a los 65 años de edad se incrementan los factores de riesgo.SEMANA: ¿Estos trastornos mentales pueden llegar a afectar significativamente la salud física de la persona?J.I.: Los adultos mayores pierden funcionalidad en sus diferentes áreas de ajuste, y esto genera consecuencias a nivel físico. Existe una amplia comorbilidad entre las enfermedades mentales y las enfermedades físicas, dado que las patologías mentales se consideran enfermedades crónicas e incluyen un tratamiento a largo plazo, las limitaciones mentales, pueden generan en los adultos mayores, caídas, lesiones, accidentes cardiovasculares, cardiopatía, estrés crónico, entre otros.Le puede interesar: Por una vejez saludableSEMANA: ¿Cómo se pueden prevenir a nivel de salud pública?J.I.: Se deben desarrollar estrategias de prevención que mitiguen el riesgo y el daño en la población de adultos mayores. La prevención no debe dirigirse exclusivamente a las enfermedad mentales, sino a las consecuencias letales que estás puede traer, por ejemplo, no es un secreto que el indicador de suicidios consumados en este tipo de población también es muy alto. Se deben desarrollar programas y estrategias mancomunadas entre los diferentes sectores que favorezcan un aumento significativo en la calidad de vida. Las estrategias de prevención deben ser tanto para pacientes, como para cuidadores, y profesionales de la salud que trabajan con la adultez mayor.SEMANA: ¿Cuáles son los tratamientos adecuados o más comunes para tratar los trastornos mentales en los adultos mayores?J.I.: Los tratamientos deben ser multidisciplinares, medicina general, psiquiatría, psicología, neuropsicología, neuropsiquiatría. Deben asistir a psicoterapia individual y familiar para tratar problemáticas asociadas a la patología, se debe sensibilizar y entrenar tanto al paciente como a los cuidadores, e implementar estrategias de promoción de la salud mental positiva y prevención de la enfermedad.