Hace un año, le dio la vuelta al mundo la foto de Mark Zuckerberg rodeado de fotógrafos. Declaraba en ese momento ante el Congreso de Estados Unidos, que lo había citado para que explicara el papel de Facebook en el escándalo en el cual Cambridge Analytica había filtrado información de las elecciones de 2016. Específicamente, de haber usado los datos de 50 millones de usuarios para favorecer la campaña de Donald Trump y la que apoyaba el brexit, en Inglaterra. Dos sucesos que marcarían el rumbo del mundo.
"Sin Facebook, ni el brexit ni los resultados de las elecciones de Estados Unidos en 2016 hubieran ocurrido": Roger McNamee, accionista minoritario de la compañía.
Desde entonces, Zuckerberg ha estado en el ojo del huracán. Su red social enfrenta acusaciones de intrusión a la privacidad, espionaje y manipulación, incluso con efectos negativos en la salud mental. Todas han puesto en evidencia la cara oscura de esta plataforma, que comenzó como un juego universitario inofensivo. La tensión no solo le ha costado una avalancha de usuarios que han decidido eliminar sus cuentas, sino una seguidilla de críticos provenientes de Silicon Valley dispuestos a acabar con la red social.
El caso más reciente y emblemático corre por cuenta de Roger McNamee, uno de los mentores de Zuckerberg y accionista minoritario de Facebook, quien con su nuevo libro, Zucked, le declara la guerra a su expupilo. Afirma que este tiene el imperativo moral de reformar la compañía, pues, además de amenazar la democracia, se alimenta de los peores instintos humanos. “Los usuarios se han convertido en una métrica y no en personas. Y cada acción que realizan en la red le da a Facebook una mejor idea de cómo manipularlos”, explica.
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Aunque McNamee ha sido un optimista de la tecnología e incluso aconsejó a Zuckerberg sobre cómo edificar su imperio, confiesa que Facebook tiene un éxito financiero basado en un modelo catastrófico de métricas y publicidad. “Los algoritmos les dan a los usuarios lo que quieren y su servicio de noticias se convierte en una burbuja irreal. Esto es exitoso para Facebook, pero ya hemos evidenciado las consecuencias”, explica. El autor, de 62 años, forma parte de la vieja guardia de Silicon Valley y es el primero que se atreve a criticar duramente a esta red social.
A McNamee le tomó mucho tiempo aceptar que el éxito había cegado a Zuckerberg. Según él, el genio está atrapado en su propia burbuja, poco escucha las críticas y el remedio a los problemas siempre tiene el mismo enfoque: “Más inteligencia artificial, más código y más soluciones a corto plazo. No lo hacen porque sean malas personas, lo hacen porque el éxito ha distorsionado su percepción de la realidad”, asevera.
Foto: Roger McNamee fue uno de los empresarios que aconsejó al genio de Facebook sobre cómo hacer crecer su negocio. A pesar de que hoy sigue siendo accionista, está en desacuerdo sobre la manera en la que Zuckerberg está manejando el negocio.
Pero no solo este inversionista ha comenzado campaña contra Facebook. George Soros, el legendario magnate húngaro, acusó a Zuckerberg la semana pasada, durante una cena del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, de plantear con su plataforma un “obstáculo para la innovación”. Y, desde hace tiempo, Chamath Palihapitiya, exvicepresidente de Facebook, afirma que se arrepiente de haber contribuido al desarrollo de una herramienta que “está desgarrando el tejido social”. Al igual que McNamee, Palihapitiya subraya que la plataforma sirve para programar los cerebros de las personas.
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A este grupo de detractores, cada vez más grande, se suma Sean Parker, expresidente de Facebook, quien en 2017 confesó que desde un principio la compañía tenía la intención de explotar la vulnerabilidad de la psicología humana y hacerla altamente adictiva. “Se trató de lograr que la gente consumiera la mayor cantidad de tiempo en la plataforma. Y eso significó darles un toquecito de dopamina cada vez que alguien diera un ‘me gusta’. Es un círculo infinito de validación social”.
“Se trató de lograr que la gente consumiera la mayor cantidad de tiempo en la plataforma y el ‘Me gusta‘ fue una manera de lograrlo": ex presidente de Facebook
Según dice McNamee en su libro, el hecho de que Facebook esté ligada a esta validación social de amigos y familiares plantea uno de los problemas más graves. Lo hace porque dificulta que la gente entienda que la están manipulando y porque promueve que no le importen las advertencias acerca de que están socavando su privacidad, la salud pública, la innovación e, incluso, la democracia. “Casi 1.500 millones de personas usan Facebook a diario. Pero no quieren creer que ese hábito es el responsable del daño”, asegura. Para el experto, aprovechar esa confianza de los usuarios ha convertido a Facebook en una de las empresas más rentables del mundo, pero para lograrlo sacrificó la información y promovió la polarización. “Y eso seguirá así hasta que nosotros, como ciudadanos, reclamemos nuestro derecho a la autodeterminación”, explica.
Pero más allá del activismo, la evidencia científica acusa a esa red social. Durante los últimos años, muchos investigadores han estudiado el fenómeno Facebook. En 2011, por ejemplo, la Universidad Edinburgh Napier de Escocia comprobó que la necesidad de actualizar el estatus y de mantenerse al día con los amigos causa estrés y ansiedad. Y otro estudio, realizado en 2013 por científicos de la Universidad de Missouri y Texas, encontró una proporción directa entre la dependencia emocional a Facebook y la ansiedad y el consumo de alcohol y marihuana de los usuarios.
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En 2016, la Universidad Penn State, incluso, indicó que ver las fotos de otras personas constantemente y compararse con ellas podría menoscabar la autoestima. Otro trabajo concluyó que Facebook exacerba los sentimientos de soledad y aislamiento. El más reciente señala que eliminar esta plataforma podría hacer a las personas más felices, en parte, porque no estar allí les deja libre una hora extra al día.
Algunos estudios indican que Facebook potencia problemas psicológicos que van desde narcisismo y soledad hasta depresión y ansiedad.
Sobre sus impactos en la salud mental y el bienestar se ha dicho de todo: Facebook potencia problemas psicológicos que van desde narcisismo y soledad hasta depresión y ansiedad. También afecta la salud porque la luz azul que emiten los dispositivos perjudica el sueño. En 2017, la Universidad de Pittsburgh concluyó que existía una relación entre los trastornos de insomnio y la “obsesión por chequear” las redes personales.
Si bien algunos han encendido las alarmas sobre Facebook, McNamee asegura que solo los usuarios tendrán la última palabra. Sueña con que miles se rebelen y obliguen a la empresa a realizar un cambio masivo, pero es consciente de que no sucederá si no está soportado en políticas públicas. “Esta ha sido la experiencia más decepcionante de mi vida. Pasé toda mi carrera construyendo empresas como esta, pero ahora tengo que desafiarla. Nadie como yo, que viene de adentro, puede ser una voz más confiable”.