Si bien el lavado de la ropa parece una labor sencilla, se deben tener en cuenta algunos aspectos que resultan clave no solo para que las prendas no se dañen, sino para que salgan en un estado impecable de la lavadora.
Uno de los errores más comunes es no separar de forma correcta la ropa. Es importante tener claro que la vestimenta blanca jamás se debe juntar con la de color, primero porque puede mancharse y, segundo, porque la temperatura debe ser diferente.
Según el portal El Mueble, la recomendación para el lavado de las prendas blancas, es que el programa esté con una temperatura caliente (40 a 60 grados). Pero hay excepciones, según la prenda. Por ejemplo, una camisa de seda no debe lavarse con ese calor porque se daña. La temperatura alta ayuda a ablandar el tejido y a que las manchas salgan con más facilidad, pero destiñe ropa, fija arrugas y encoge prendas de lana y algodón.
Para el caso de la ropa oscura, se dice que lo mejor es lavarla a temperaturas bajas (20 o 30 grados) o directamente con agua fría, pues de lo contrario puede desteñir. En caso de que se tengan manchas muy fuertes y difíciles de eliminar, es viable hacer la excepción, pero no es algo que deba hacerse con frecuencia.
La misma indicación de la ropa oscura sirve también para el lavado de los jeans o la ropa delicada que se pueda meter en la lavadora.
En el caso de las sábanas y la ropa de cama, es recomendable usar un programa a una temperatura más alta, al menos a 40 grados. De esta forma, todas las bacterias que se hayan acumulado en las mismas, se eliminarán por completo.
La ropa de los bebés es otra a la que se debe prestar especial atención, pues si se lava a temperatura muy alta se podrían lastimar las costuras que provocarían molestias epidérmicas al niño. Lo mejor es limpiar la ropa a mano y si se opta por la lavadora, utilizar una temperatura no muy elevada; la recomendación es que no supere los 30 °C.
Temperatura de 30 grados
Según el portal Home Healthy Home, una temperatura de 30 grados centígrados es suficiente para eliminar los malos olores y las manchas provocadas por el uso diario. Son adecuadas para ropa poco sucia, lencería, ropa muy delicada o seda. Es clave tener presente que las prendas delicadas requieren de un detergente suave.
En el caso de los 40 grados, es un calor apto para la mayoría de los textiles y ropa de color como algodón, jeans, lino, viscosa, lana, acrílico, naylon y mezclas de poliéster. Esta temperatura permite quitar las manchas y es suficiente para activar los ingredientes naturales contenidos en el detergente y para nutrir la ropa. El agua tibia también previene la pérdida del color y no daña la ropa que se lava con mucha frecuencia.
Lavar a 60 grados o más, garantiza una limpieza higiénica impecable, ya que las bacterias, ácaros y hongos solo se eliminan a partir de este nivel.