El árbol de la abundancia, también conocido como arbusto de elefante, planta de la moneda y planta jade enana, es una suculenta que hace presencia en muchos hogares debido a que se le atribuyen efectos energéticos.
Su tamaño depende del entorno que lo rodee, de sus cuidados y del sitio en el que está plantado. Se dice que en espacios exteriores alcanza unos cinco a seis metros de altura, mientras que en matera es posible que no alcance más de dos metros.
Se caracteriza por tener hojas redondas, pequeñas y abullonadas, las cuales parecen monedas adheridas a sus múltiples tallos. A ello se suman sus flores, también muy pequeñas y de tono rosado, que comienzan a aparecer durante el invierno y los meses más fríos.
Para sembrar esta planta, que es símbolo de riqueza y dinero, se recomienda que sea en una maceta o matera, porque es posible controlar su tamaño y no permite encharcamientos, según el portal Home Depot.
Lo ideal es que la matera que se escoja tenga agujeros en la parte inferior, para que el agua se filtre y sus raíces no se pudran. También es importante buscar un lugar en el hogar o en el jardín en el que la luz sea constante durante todo el año y en el que no pase fríos durante invierno.
Se recomienda conseguir piedras porosas y esponjosas (como la pómez), y colocarlas en el fondo de la maceta, pues esto retendrá la humedad para que la planta esté sana.
Factores a tener en cuenta
Uno de los aspectos más importantes para que un árbol de la abundancia crezca sano es la calidad del sustrato en donde se ha plantado. Este debe ser de uso específico para suculentas, al mezclar arena, piedra pómez o vermiculita, materiales que permiten una mayor oxigenación de la tierra y un adecuado drenaje, precisa el portal Mejor con Salud.
En cuanto a la luz, el árbol de la abundancia es una planta de sol, por lo que se puede tener en interior o en exterior. Aquí el secreto está en que tenga una buena iluminación sin que esté en pleno sol porque sus hojas pueden quemarse, especialmente en el verano, precisa el portal Plantify.
Durante el invierno es recomendable que esté en el interior porque el frío puede marchitar sus hojas.
Otro aspecto a tener en cuenta es el abono. Es recomendable ponerle abono a la tierra a finales del invierno o principios de la primavera, usando fertilizantes minerales ricos en sustancias que ayuden a su floración. Un ejemplo de esto es un abono que contenga nitrógeno.
Se dice que no es recomendable pulverizar sus hojas con agua porque pueden marchitarse y verse arrugadas. En cuanto al riego, se debe realizar de manera recurrente y lo aconsejable es poner agua una a dos veces por semana, excepto en invierno, ya que se deberá bajar la frecuencia a una vez por semana o cada 10 días.