El calcio es un mineral que el cuerpo necesita para formar y mantener huesos fuertes y llevar a cabo muchas funciones importantes, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
Por ejemplo, el cuerpo necesita calcio para que los músculos se muevan y los nervios transmitan mensajes desde el cerebro hasta las distintas partes del cuerpo. Además, el calcio ayuda a que la sangre circule a través de los vasos sanguíneos por todo el organismo y a liberar las hormonas necesarias para muchas funciones del mismo.
En ese sentido, expertos indican que la vitamina D ayuda a que su cuerpo absorba el calcio.
Respecto a las cantidades diarias, los NIH puntualizaron que estas dependen de la edad y el sexo, pero las recomendaciones generales son:
- Bebés hasta los 6 meses: 200 mg.
- Bebés de 7 a 12 meses: 260 mg.
- Niños de 1 a 3 años: 700 mg.
- Niños de 4 a 8 años: 1.000 mg.
- Niños de 9 a 13 años: 1.300 mg.
- Adolescentes de 14 a 18 años: 1.300 mg.
- Adultos de 19 a 50 años: 1.000 mg.
- Hombres adultos de 51 a 70 años: 1.000 mg.
- Mujeres adultas de 51 a 70 años: 1.200 mg.
- Adultos mayores de 71 años: 1.200 mg.
- Adolescentes embarazadas y en período de lactancia: 1.300 mg.
- Adultas embarazadas y en período de lactancia: 1.000 mg.
Ahora bien, es importante saber en qué momento del día consumir el calcio, y por ello, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que el citrato de calcio hay que tomarlo con o sin alimentos, mientras que el carbonato de calcio hay que tomarlo con alimentos, ya que el ácido que produce el estómago al comer ayuda al cuerpo a absorber el carbonato de calcio.
¿Puede el calcio ser perjudicial?
Según algunos estudios, quienes consumen grandes cantidades de calcio podrían tener un riesgo mayor de cáncer de próstata y de enfermedades cardíacas.
Asimismo, los institutos explicaron que el exceso de calcio en la sangre y la orina pueden causar falta de tono muscular, mal funcionamiento de los riñones, niveles bajos de fosfato, estreñimiento, náuseas, pérdida de peso, cansancio extremo, necesidad frecuente de orinar, ritmo cardíaco anormal y un alto riesgo de muerte por enfermedad cardíaca.
Sin embargo, los niveles elevados de calcio en la sangre y en la orina suelen deberse a un trastorno de salud, como niveles elevados de la hormona paratiroidea o cáncer, y no al consumo excesivo de calcio.