En el fascinante mundo de las joyas, el oro ha sido venerado a lo largo de la historia por su belleza, durabilidad y valor intrínseco. Sin embargo, a medida que la demanda de joyas de oro ha aumentado, también lo ha hecho la presencia de metales menos nobles, como el latón, que intentan emular la riqueza y la elegancia del oro genuino.
Afortunadamente existen secretos que permiten discernir entre el resplandor genuino y el engaño reluciente.
La prueba del peso: ¿Liviana como una pluma o sólida como el oro?
Uno de los primeros indicadores para diferenciar una joya auténtica de oro de una de latón es su peso. El oro es un metal denso y pesado, y las joyas de oro auténticas deberían sentirse sustancialmente más pesadas que sus contrapartes de latón. Al sostener una pieza en la mano, la sensación de solidez puede proporcionar una pista valiosa.
Además, se puede utilizar una balanza de precisión para medir el peso exacto de la joya. Las joyas de oro suelen tener una densidad específica, y su peso debería estar en línea con esa característica. Por otro lado, las joyas de latón serán considerablemente más ligeras, ya que este es un metal menos denso.
Un método más accesible para aquellos que no cuentan con equipo de precisión es comparar la joya en cuestión con otra de oro auténtica de peso similar. Si las joyas tienen dimensiones parecidas, pero una parece significativamente más ligera, es posible que se esté frente a una falsificación de latón.
El baño de oro: Entre el brillo genuino y el falsa resplandor
El baño de oro es una técnica comúnmente utilizada para crear joyas que parecen de oro sin serlo. De hecho, las joyas de latón pueden recubrirse con una fina capa de oro, creando la ilusión de autenticidad. Sin embargo, hay maneras de descubrir la verdad detrás de este resplandor superficial.
Una lupa puede convertirse en una herramienta valiosa en este proceso de investigación. Por ello, hay que examinar cuidadosamente la superficie de la joya en busca de desgaste o descascarillado. El baño de oro tiende a desgastarse con el tiempo, revelando el metal base subyacente, y si se observan áreas donde el color dorado parece estar desapareciendo, es probable que esté tratando con una joya de latón en lugar de oro sólido.
Otro método es buscar marcas distintivas que autentiquen el oro. Muchas joyas de oro legítimas llevan marcas de quilates, que indican la pureza del oro, como, por ejemplo, “14K” o “18K” que denoten oro de 14 o 18 quilates respectivamente. Las joyas de latón generalmente carecerán de estas marcas o pueden presentar marcas vagas que no cumplen con los estándares de autenticidad.
La prueba del imán: Separando los metales en el atrayente desengaño
Una prueba rápida y sencilla para diferenciar el oro del latón es la prueba del imán. Aunque el oro en sí mismo no es magnético, muchos metales más baratos, incluido el latón, son susceptibles a la atracción magnética.
Por eso, al acercar un imán a la joya en cuestión, hay que observar si hay alguna atracción evidente. Si el imán se adhiere a la joya, es una señal segura de que no estamos tratando con oro puro.
Cabe destacar que algunos otros metales, como el acero inoxidable, también pueden no ser magnéticos, por lo que esta prueba debe utilizarse en conjunto con otras para obtener una evaluación más precisa.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.