Un buen higiene bucal es fundamental no solo para proteger los dientes, la lengua y la boca, sino además porque gracias a ello se puede prevenir y evitar afecciones y enfermedades en el resto del organismo, como en el sistema digestivo.
Por estas razones es que el cepillado de dientes se vuelve indispensable para la desinfección que los dientes necesitan. Sin embargo, después de esta rutina diaria y sencilla, es clave tener presente que hay que lavar, muy bien, esta herramienta. Por eso, es crucial saber cómo limpiarlo.
De acuerdo con la plataforma Clinicas Gallut, el cepillo de dientes tiene una vida útil de entre 3 a 4 meses, aunque lo recomendable es fijarse en el estado de las cerdas, con el fin de poder hacer el debido reemplazo del utensilio.
Son muchos los beneficios que tiene el cambio o la limpieza adecuada de esta herramienta para los dientes y lengua, entre ellos el prevenir las caries y el sarro; evitar diversos problemas en las encías y eliminar todas las bacterias que se alojan en la misma.
¿Cómo limpiar el cepillo de dientes?
- Con agua: luego de terminar el cepillado de los dientes, diariamente, lo ideal es colocar el cepillo debajo de un chorro de agua caliente durante unos minutos, esto permitirá que se “ablanden” los restos de alimentos que puedan quedar en él. Además, frotar las cerdas ayudará a eliminar la suciedad.
Expertos recomiendan hacer dicho procedimiento una vez a la semana, con agua hirviendo y durante uno o dos minutos para eliminar las bacterias.
- Con secado: después de ser usado, colocar el cepillo en vertical con las cerdas hacia arriba para que se seque. Lo ideal es no cubrirlo con nada, pues de hacerlo, la humedad aumentará la proliferación de bacterias.
- Evitar mezclarse: el cepillo dental debe estar alejado de los otros cepillos del hogar, eso evitará, según Clinicas Gallut, que se trasladen las bacterias.
- Con desinfección: una de las mejores formas de desinfectar un cepillo dental es con colutorio de clorhexidina, sumergiéndolo “en un vaso durante una hora y después se enjuaga con agua y se deja secar. También se puede utilizar bicarbonato de sodio, vinagre blanco o agua oxigenada pura, diluyéndolo en un vaso durante una hora una vez a la semana”.
Pese a las formas que existen para su desinfección y limpieza, lo ideal es reemplazarlo cada tres meses, con el fin de evitar la acumulación de bacterias y malos olores.