Si bien los vehículos son importantes para facilitar la movilidad de las personas, cada una de sus partes también lo son. Para el funcionamiento del carro, las llantas son indispensables porque tienen que permanecer en excelente estado para que los desplazamientos se puedan dar de forma correcta.
En el mercado existen diferentes tipos de llantas como neumático diagonal y radial, de verano, invierno y ‘all seasons’, asimétricos y direccionales, ‘tubuless’, de perfil bajo, recauchutados, ‘runflat’, verdes o ecológicos, de bajo consumo, y más.
Si bien se puede apreciar que hay una gran variedad de llantas, lo más importante a la hora de conseguir una es verificar su estado y la caducidad de la misma, para que no vaya a fallar, y más si aún no se ha utilizado.
¿Cómo saber si una llanta está vencida?
Aunque parezca muy extraño, los neumáticos tienen fecha de vencimiento, y esto se puede verificar buscando un pequeño grupo de cuatro números que señalan la semana y el año en que se han fabricado.
Un ejemplo de lo anterior sería 3521, lo cual significa que la llanta fue fabricada en la semana 35 del año 2021.
Una recomendación muy grande y especial que se les hace a los conductores es que no compren llantas o neumáticos que hayan pasado más de cinco años de fabricación. Aunque el dibujo o el diseño de la llanta aparenta estar en perfectas condiciones, es otra la realidad.
Ahora bien, puede causar algo de misterio saber por qué una llanta que nunca se ha usado pueda estar vencida, y la respuesta es sencilla: se trata del almacenamiento, ya que las variaciones de temperatura y humedad pueden afectar a las propiedades de la goma.
Aunque la ley no da una instrucción clara acerca de un tiempo determinado para saber que un neumático está dañado, sí existen algunas referencias que se deberían tener en cuenta. Por ejemplo, algunos expertos recomiendan que el tiempo límite para cambiar una llanta sea de cinco años, independientemente de la profundidad del dibujo de la banda de rodamiento y del estado general.
Lo que sí se debe recordar regularmente es que no se recomienda para nada que se utilice una llanta con 10 años o más de fabricación, ya que no está en condiciones ni se considera segura para que un conductor pueda circular con seguridad.
Uno de los inminentes peligros se debe a la pérdida de la flexibilidad de las llantas, puesto que con el tiempo la goma se endurece y va perdiendo sus propiedades, por lo que puede perder su respuesta en momentos críticos, como coger una curva, en donde esa elasticidad es clave para conservar el agarre.