Inusualmente, se puede presentar momentos en los que exista la presencia de olores tóxicos, perturbando la tranquilidad y el correcto desarrollo de las actividades cotidianas. Uno de los aromas es el gas, el cual es inflamable y puede llegar a representar un serio riesgo en la salud de las personas, especialmente cuando su olor ha invadido la vivienda.
Ante una fuga de este metano inflamable, lo ideal es realizar una oportuna y rápida valoración que permita encontrar la fuga. Este hidrocarburo que surge de la mezcla de gases ligeros de origen natural, como el metano; de alcanos, y, a veces, de un pequeño porcentaje de dióxido de carbono, nitrógeno, ácido sulfhídrico y helio.
¿Qué hacer en casos de fuga de gas?
Dar con el punto por donde se está escapando este gas inflamable es relativamente sencillo. El principal indicador de que hay presencia de gas, cuyo componente de esta mezcla es el metano, es debilidad en el cuerpo y, además, no se escucha ningún silbido.
Es importante comprobar siempre los registros, las veces que sean necesarias y más cuando la mente insiste. Aunque la manera más clara de darse cuenta es a través de los registros, ya que cuando existe algún tipo de fuga, el contador suele correr más de la cuenta.
Otro aspecto importante es el color anaranjado o rojizo que puede llegar a tener la llama de los fogones de la estufa; este aspecto puede ser esencial y vital para ver que ando no anda bien.
De hecho, una de las mejores formas de lograr conocer la fuga en la tubería de gas es con ayuda de un recipiente con agua, jabón y una esponja, humedecida con los dos anteriores ingredientes. Esta mezcla deber ser aplicada en las conexiones y válvulas.
Con mucha atención y paciencia, se observa si se producen algunas burbujas, en caso de producirse, se trata de un escape, el cual debe ser reparado con el fin de prevenir y evitar riesgos o posibles problemas dentro de la vivienda que afecten la vida e integridad de los que allí se encuentran, especialmente, cuando los niveles son peligrosos.
Incluso, cuando hay presencia de gas o el olor es fuerte, generalmente se conoce por una especie de soplo o silbido. Además, las personas que suelen ‘ingerir’ este gas tóxico suelen tener síntomas como dolor de cabeza, náuseas, mareos o vómitos. Por lo que, es importante saber reconocer estos aspectos y alertar a las personas del entorno.