Los frijoles son de las legumbres más representativas en varios países del mundo, especialmente en las naciones de Latinoamérica. Por ejemplo, en México, los frijoles son un ingrediente infaltable para varias de sus comidas más populares, como los burritos o los tacos.
Con el paso del tiempo, los frijoles se han venido incorporando a las dietas de varias personas. De acuerdo con Medlineplus, el portal web de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las legumbres como tal son ricas en proteína de origen vegetal, también tienen “fibra, vitaminas del grupo B, hierro, ácido fólico, calcio, potasio, fósforo y zinc”.
La preparación de los frijoles es sencilla. El mismo portal médico comparte la forma más común para darle cocción a este alimento:
- Enjuagar los frijoles en agua fría y sacar cualquier guijarro o tallo.
- Cubrir los frijoles en un bowl con tres veces su cantidad en agua.
- Dejar en remojo durante 6 horas.
- Pasado el tiempo, escurrir y agregar agua fresca.
- Poner los frijoles en una olla a presión, agregar agua hasta cubrirlos y, de manera opcional, condimentos, guisos, etc.
- Dejar pitar la olla, al menos por unos 35 a 45 minutos.
Después de hacer la receta de los frijoles se procede a su consumo, el cual se sirve en sopa o seco. Sin embargo, es común que cuando sobra esta legumbre se prepare en calentados o se deje por un tiempo considerable en la nevera.
Sea cual sea el caso, muchos tienen la interrogante de cómo saber si los frijoles que se cocinaron en la olla ya no sirven.
¿Cómo saber si los frijoles ya no sirven?
Teniendo en cuenta recopilaciones de varios escenarios web, uno de ellos Radiofórmula y estilo de vida, la presencia de hongos en los frijoles es más común de lo que parece. Mientras pasa el tiempo, desde el momento en el que se prepara este alimento, las bacterias puede que se multipliquen.
Entonces, no se debe pasar de manera desapercibida algunas características que tienen los frijoles y, por ende, son la señal de que ya no sirven o no son aptos para el consumo:
- Gases: puede que esta legumbre emita gases, los cuales generan burbujas en el plato.
- Sabor ácido: cuando los frijoles se pudren, el sabor no es para nada agradable. Además, las bacterias necesitan de aire para alimentarse, al quedar este alimento en la olla lo adquieren, “se ‘comen’ los azúcares y la transforman el alcohol que regularmente tiene un sabor ácido”.
- Olor fétido: los frijoles ya no sirven si tienen un olor desagradable, de hacerlo este puede generar enfermedades en el organismo.
- Moho: se puede manifestar con hongos que son visibles en la legumbre cocinada. No se recomienda probar esta comida por ninguna circunstancia.
“Cabe mencionar que algunos recomiendan usar bicarbonato para retirar las bacterias y poder comer el guiso; sin embargo, esto no es aconsejable porque lo más probable es que los microorganismos prevalezcan y el alimento contaminado impacte en la salud”, agregan varios de los escenarios web.
Antes de finalizar, Oregon State University comparte que si el consumidor compra frijoles que son comercializados en latas, el tiempo de conservación es de aproximadamente dos años.
Por otro lado, en el caso en el que sobran frijoles cocinados y no se desean botar para luego ser consumidos, los expertos dicen que se deben refrigerar antes de dos horas y usarlos antes de cinco días. En adición, no está de más precisar que los frijoles se ponen en recipientes o bolsas especiales para el congelador.