Las gafas de sol son un acccesorio que ayuda a cuidar y proteger los ojos, órganos que son muy delicados y susceptibles de sufrir enfermedades y lesiones, como ocurre con cualquier otra parte del cuerpo.
Lo ideal es que sean de buena calidad pues ayudan en la protección de la visión y a preservar los ojos frente a los efectos generados por los rayos ultravioleta.
Así como los especialistas afirman que se debe proteger la piel de los rayos del sol, lo mismo ocurre con los ojos, pues pueden provocar graves enfermedades oculares. La radiación solar tiene efectos complejos en las córneas y retinas.
Los expertos aseguran que el cristalino de un adulto puede absorber hasta cierto punto la luz ultravioleta antes de que entre en el ojo. Sin embargo, en el caso de los niños son más vulnerables y por ello se deben adoptar medidas para cuidarlos.
Sin embargo, se deben usar gafas de calidad, pues las que no son homologadas es posible en cambio de proteger, por el contrario ocasionen riesgos. La Clínica Baviera de España asegura que en sí mismas no son una garantía de protección, sino que deben cumplir unos estándares de calidad.
Por ejemplo, es importante tener en cuenta que los cristales de las gafas no protegen del sol únicamente por ser de color oscuro, sino que también deben tener filtros para frenar el paso de los peligrosos rayos ultravioleta (UV).
Unas gafas de sol que, debido a su color, únicamente disminuyan la intensidad luminosa sin proteger contra los mencionados rayos, son más peligrosas que no llevar gafas de sol. Esto se debe a que las pupilas se contraen y se dilatan en función de la intensidad de la luz que reciben y al estar cubiertas por cristales oscuros, las pupilas se dilatarán para captar la mayor cantidad de luz posible, por lo que el ojo recibirá más radiación UV.
Los problemas que provocan unas gafas de sol inadecuadas por favorecer una exposición directa y continuada a la radiación pueden ser: fotofobias, molestias oculares y dolores intensos de cabeza. También se presentan afecciones acumulativas que tardan unos años en manifestarse y que pueden ser irreversibles como es el caso de las cataratas y el ojo seco, solo por mencionar dos.
Ante estos riesgos, una de las principales recomendaciones es adquirir las gafas en un centro especializado de confianza y comprobar que la lente cumple con condiciones de calidad, asegurándose de que tenga el filtro UV adecuado.
¿Cómo lavar estas gafas sin que se rayen?
Una vez que se adquieren las gafas adecuadas es importante cuidarlas para evitar rayones y otras afectaciones en sus cristales. Hay diversas formas para limpiarlas sin ponerlas en riesgo. Estas son algunas opciones.
- Agua: el agua es uno de los mejores productos para limpiar las gafas de forma natural y para evitar que se rayen. Se puede hacer frotando ligeramente, colocándolas debajo del grifo o sumergiéndolas completamente en el agua en un recipiente limpio. Cualquiera de estas opciones es válida para conseguir el objetivo.
- Jabón neutro: si no se logra retirar la suciedad solo con el agua es posible recurrir al uso de jabón líquido utilizado para el cuerpo o para lavar loza. Se mezcla con agua, se limpian las gafas y luego de enjuagan muy bien.
- Toallitas limpiadoras: Estos elementos son otra opción. Es importante usar aquellas que están especialmente elaboradas para cumplir con este fin.
- Limpiador óptico: Este producto permite varios usos. Puede presentarse en vaporizador o en forma de aplicador para facilitar su uso.
- Paño suave: debe estar completamente limpio y sin polvo para evitar que se presenten rayones en los cristales.