La Corona de Adviento es una de las tradiciones más queridas y significativas de la Iglesia cristiana durante el tiempo de Adviento, que es el periodo litúrgico que precede a la Navidad.
Este rito, que se celebra desde hace siglos, tiene como objetivo preparar los corazones de los fieles para la llegada de Jesús, a través de la oración, la reflexión y la espera. La corona, generalmente formada por ramas de pino o abeto, simboliza la vida eterna, y las cuatro velas que la adornan representan las cuatro semanas de Adviento.
Además de su aspecto decorativo, las velas tienen un profundo significado religioso, ya que cada color de vela refleja una temática espiritual particular, que acompaña a los cristianos a lo largo de este tiempo de preparación.
Simbolismo de la Corona de Adviento y sus velas
La Corona de Adviento se enciende progresivamente durante las cuatro semanas que preceden a la Navidad. Cada semana se enciende una vela nueva, y los colores de las velas no son elegidos al azar, sino que están profundamente vinculados a los aspectos teológicos del Adviento.
Estas velas tienen un propósito simbólico que va más allá de la mera decoración; cada una refleja la esencia de la espera cristiana, el arrepentimiento, la esperanza y la alegría que se experimentan en este tiempo.
Primera vela: morada (penitencia y preparación)
La primera vela, que se enciende el primer domingo de Adviento, es de color morado o violeta. Este color, utilizado en la liturgia del Adviento, tiene un significado de penitencia y reflexión. El morado simboliza el tiempo de espera y preparación espiritual, un período en el que los cristianos se llaman a la conversión y al arrepentimiento.
La primera vela invita a la comunidad a examinar sus corazones y prepararse para recibir a Cristo con humildad. En este sentido, el color morado también tiene connotaciones de realeza y poder, que apuntan al reinado de Jesús, aunque su llegada será en humildad y pobreza.
Segunda vela: morada (esperanza y oración)
La segunda vela, que se enciende el segundo domingo de Adviento, también es morada. Aunque el significado sigue centrado en la preparación espiritual, esta vela subraya la esperanza. En este sentido, el Adviento no es solo un tiempo de penitencia, sino también un tiempo de esperanza, de esperar confiados en la promesa de salvación que traerá el nacimiento de Jesús. La segunda vela también invita a los fieles a mantener una actitud de oración constante durante estas semanas, reforzando el anhelo por la llegada del Salvador.
Tercera vela: rosa (alegría y regocijo)
La tercera vela, que se enciende en el tercer domingo de Adviento, es de color rosa. Este domingo es conocido como el “Domingo de Gaudete”, palabra latina que significa “regocíjate” o “alégrate”. En este punto del Adviento, la Iglesia marca un cambio en el tono espiritual, pasando de la penitencia y la espera seria a un enfoque más alegre y esperanzado.
El color rosa simboliza la alegría y el gozo, ya que la Navidad está cerca y los fieles se preparan con esperanza para el gran acontecimiento. Este es un momento para recordar que, a pesar de las dificultades y los desafíos, la venida de Cristo trae luz y salvación al mundo.
Cuarta vela: morada (última preparación y expectativa)
La cuarta vela, que se enciende en el cuarto domingo de Adviento, nuevamente es morada, continuando con el simbolismo de preparación y penitencia. Esta vela representa la última etapa del viaje hacia el nacimiento de Jesús, un tiempo de última preparación antes de la Navidad.
Es un recordatorio de que aún debemos seguir preparándonos espiritualmente, a través de la oración y el arrepentimiento, para recibir al Salvador con corazones puros y dispuestos.
Vela blanca (el nacimiento de Cristo)
En algunas coronas de Adviento, se incluye una vela adicional en el centro de la corona, generalmente de color blanco. Esta vela, que se enciende en la noche del 24 de diciembre, simboliza el nacimiento de Jesús.
La vela blanca es un símbolo de pureza, luz y victoria, y representa a Cristo mismo, quien es la luz del mundo. La luz blanca de esta vela es el reflejo de la gloria de Dios que se hizo carne en el Niño Jesús, trayendo la paz y la salvación a toda la humanidad.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.