El Adviento, periodo que marca el comienzo del año litúrgico en la tradición cristiana, está lleno de simbolismo y rituales significativos. Entre ellos, el encendido de las velas de Adviento es una práctica arraigada que lleva consigo un orden específico y profundo significado.
En este artículo se plantará cuál es el protocolo correcto para encender estas velas, desentrañando la riqueza simbólica detrás de cada paso.
El primer domingo: la vela de la esperanza
El Adviento comienza el cuarto domingo antes de Navidad, y con él, el encendido de la primera vela. Esta vela, a menudo de color morado, representa la esperanza.
En este día, la familia o la comunidad enciende la primera vela, reflexionando sobre la esperanza que trae la llegada de Cristo. Es un momento para centrarse en la anticipación del nacimiento del Salvador y en la esperanza que este evento trae al mundo.
El segundo domingo: la vela de la paz
La segunda semana de Adviento da paso al encendido de la segunda vela, generalmente también de color morado. Esta vela representa la paz y se enciende junto con la vela de la esperanza. La oración y la reflexión se centran en el don de la paz que se espera con la llegada de Cristo. En este momento, la luz de las velas brilla con mayor intensidad, simbolizando el aumento de la esperanza y la paz en el mundo.
El tercer domingo: la vela de la alegría o la vela de la Gaudete
El tercer domingo de Adviento es especial, conocido como Gaudete Sunday. En este día, la vela de la alegría, a menudo de color rosa, se enciende junto con las velas de la esperanza y la paz. Este color más claro simboliza la alegría que trae la proximidad inminente del nacimiento de Cristo. Es un recordatorio de que la espera está llegando a su fin y que la alegría verdadera está a punto de manifestarse.
4. El Cuarto Domingo: la vela del amor
El último domingo de Adviento, que también puede caer en la víspera de Navidad, marca el encendido de la cuarta vela. Esta vela, a menudo de color morado o rojo, representa el amor. Con todas las velas encendidas, la luz brilla con plenitud, simbolizando la llegada inminente de Cristo, la personificación del amor divino. Las oraciones y reflexiones se centran en el amor de Dios manifestado en el regalo de su hijo.
5. La Vela Central: La Luz de Cristo
En algunas tradiciones, se coloca una quinta vela en el centro del candelabro de Adviento. Esta vela, llamada la Luz de Cristo, se enciende en la medianoche de Nochebuena o en la misa de Navidad. Representa la llegada de Jesús como la luz del mundo.
Al encender esta vela, la congregación celebra la culminación de la temporada de Adviento y la llegada del Salvador.
Reflexiones Personales y Comunitarias
Más allá del orden y la simbología, el encendido de las velas de Adviento invita a la reflexión personal y comunitaria. Cada semana ofrece la oportunidad de sumergirse más profundamente en los significados de la esperanza, la paz, la alegría y el amor. La tradición fomenta momentos de pausa en la agitación de la temporada navideña para recordar la verdadera razón de la celebración.
En conclusión, para encender las velas de Adviento no es simplemente una formalidad, sino un viaje espiritual que lleva a los creyentes a través de la anticipación y la reflexión. Cada vela encendida ilumina el camino hacia la Navidad, recordando a todos que, en medio de las festividades y el bullicio, la verdadera luz del mundo está por nacer.
Así, la tradición del Adviento, con su protocolo específico, continúa siendo un recordatorio atemporal de la esperanza, la paz, la alegría y el amor que trae la temporada navideña.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.