La novena de Navidad es una tradición cristiana arraigada en la celebración del nacimiento de Jesucristo. Esta festividad, que se celebra en la víspera de Navidad, tiene sus raíces en la liturgia católica y ha evolucionado a lo largo de los siglos, incorporando elementos culturales y regionales que le han dado una rica diversidad.
El término “novena” proviene del latín novem, que significa “nueve”. En el contexto de la novena de Navidad, se refiere a la serie de nueve días de oración y reflexión que preceden a la celebración del nacimiento de Jesús. Esta tradición tiene sus antecedentes en la novena de Adviento, que es un período de preparación para la llegada de Cristo y que comienza cuatro domingos antes de Navidad.
Si bien se sabe, es considerado que la novena de Navidad se le atribuye al fraile Fernando de Jesús Larrea, que nació en 1700 y falleció en 1733. Aunque se conserva la misma base en este ejercicio religioso, también se reveló que la madre María Ignacia, en el sigo XIX, agregó el famoso estribillo que popularmente se repite: “Ven, ven a nuestras almas”.
La edición más reconocida en la cultura popular es la que fue publicada bajo el título de Novena del Niño Dios, revisada en 1910 por el arzobispo de Bogotá, Bernardo Herrera.
La estructura de la novena de Navidad está compuesta por nueve días, cada uno dedicado a una reflexión específica relacionada con la historia del nacimiento de Jesús. Estas reflexiones suelen centrarse en la Anunciación, la visita de María a Isabel, el viaje a Belén, el nacimiento en el pesebre, la adoración de los pastores y los magos, entre otros episodios del relato bíblico. Cada día, los participantes se reúnen para orar, cantar villancicos y meditar sobre el significado espiritual de la Navidad.
Este ejercicio religioso se lleva a cabo desde el 16 de diciembre hasta el 24 del mismo mes, ya que corresponde a la fecha del nacimiento del Divino Niño.
A medida que la novena de Navidad se extendió por diferentes regiones, se incorporaron variaciones en la liturgia y en las costumbres asociadas. Por ejemplo, en algunos lugares, se realizan procesiones o representaciones teatrales que recrean los momentos clave de la historia de la Natividad. Además, se introdujeron cánticos específicos para cada día, contribuyendo así a la riqueza musical de la celebración.
En América Latina, la novena de Navidad adquirió una importancia significativa. En algunos países, se lleva a cabo la famosa “Posada”, una representación simbólica del peregrinaje de María y José en busca de un lugar para el nacimiento de Jesús. Durante las Posadas, las comunidades se reúnen para recorrer las calles, cantar villancicos y compartir alimentos, recordando así la hospitalidad que se le negó a la Sagrada Familia en su momento.
La novena de Navidad también ha evolucionado con el tiempo en el contexto de la globalización y la diversificación cultural. En muchas comunidades se fomenta la participación activa de los fieles y las celebraciones se adaptan a las circunstancias locales. La importancia de esta tradición radica no solo en su aspecto religioso, sino también en su capacidad para unir a las comunidades, fortalecer los lazos familiares y transmitir valores de solidaridad y amor.
A pesar de las variaciones regionales, la esencia de la novena de Navidad sigue siendo la misma: una oportunidad para reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad, recordar el nacimiento de Jesús y renovar el compromiso con los valores cristianos. A medida que las familias y comunidades se reúnen en oración y celebración, esta actividad continúa siendo una manifestación viva de la fe cristiana que ha perdurado a lo largo de los siglos y sigue siendo una parte integral de la temporada navideña en todo el mundo.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de SEMANA.