Si bien la carne es un alimento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere consumir moderadamente por su relación con el cáncer colorrectal y el páncreas, no se puede desestimar cada uno de sus nutrientes.
“El estudio del CIIC confirma lo recomendado en el informe de 2002 de la OMS titulado Diet, nutrition and the prevention of chronic diseases, en el que se aconsejaba a la población que moderará el consumo de conservas de carne para reducir el riesgo de cáncer”, indica en un informe la entidad internacional.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la carne está compuesta de por lo menos un 20 % al 25 % de proteína que se encuentra generalmente en sus músculos. Asimismo, tiene un alto aporte de agua, entre un 60 % y 80 %, teniendo en cuenta que las vitaminas A y B destacan al igual que el hierro y el zinc.
De esta manera, cuando la carne se encuentra dentro de una dieta balanceada, el cuerpo puede adquirir hierro hemo, que, según el Linus Pauling Institute, quiere decir que obtiene directamente hemoglobina y mioglobina.
Es entonces que la carne magra es la mejor opción dentro de un plan de alimentación equilibrado que, de acuerdo con Carne y Salud, muchos son sus tipos:
- Carne magra de cerdo: si bien este alimento es considerado uno de los más grasos, el sitio en mención asegura que, por ejemplo, el lomo y el solomillo de cerdo no se caracterizan por tener mucha grasa.
- Carne magra de cordero: en este caso, la parte que no tiene tanta grasa es la pierna de cordero.
- Carne de conejo: muchos la consideran un alimento tierno con un alto aporte de fibra, pero no de grasa.
Aunque muchas son las maneras en la que se puede consumir carne, también se debe tener en cuenta su cocción, puesto que unas son más saludables que otras.
Este es el tiempo en el que se debe asar una carne
El sitio web Alimente+ sugiere cocinar la carne a fuego lento sin superar los 120 °C sin perder los jugos y evitar que quede seca.
Además, otra opción es cocinarla asada o al horno, lo que representaría un tiempo de cocción de por lo menos 20 minutos a una hora con una temperatura de 150 °C hasta los 220 °C, teniendo en cuenta que podría tener una pérdida de vitamina B.
Finalmente, Directo al Paladar explica que cuando se cocina la carne a altas temperaturas, las fibras musculares se contraen, y por eso, queda seca y en muchas ocasiones dura.