En la vasta y rica tradición culinaria global, los fríjoles ocupan un lugar destacado en la dieta de millones de personas. Este alimento, además de ser una fuente importante de proteínas, fibra, hierro y otros nutrientes esenciales, es un componente básico en una variedad de platos tradicionales y contemporáneos.

Sin embargo, cocinar fríjoles desde su estado seco hasta alcanzar la textura deseada puede ser un proceso que muchos encuentran desafiante. La pregunta que surge con frecuencia entre los aficionados y expertos de la cocina es: ¿cuánto tiempo hay que cocinarlos para que queden blandos?

El tiempo de cocción de este alimento tradicional puede variar significativamente dependiendo de varios factores, incluyendo el tipo de fríjol, la frescura del mismo y el método de cocción empleado.

Sin embargo, existen según los expertos algunas pautas generales y técnicas que pueden ayudar a asegurar que los fríjoles queden perfectamente cocidos, blandos y deliciosos.

Primero, es importante diferenciar entre los distintos tipos de fríjoles: negros, pintos, rojos y blancos, entre otros. Cada variedad tiene sus propias características y tiempos de cocción recomendados.

Por ejemplo, los fríjoles negros suelen requerir un tiempo de cocción de aproximadamente una hora y media a dos horas, mientras que los blancos pueden necesitar un poco más de tiempo, oscilando entre dos horas y dos horas y media.

Hay algunas pautas generales y técnicas que pueden ayudar a asegurar que los frijoles queden perfectamente cocidos, blandos y deliciosos. | Foto: Getty Images

Una técnica fundamental para reducir el tiempo de cocción y mejorar la textura de los fríjoles es el remojo previo. Remojar los fríjoles secos durante la noche (o al menos 8 horas) en agua fría no solo acorta el tiempo de cocción, sino que también ayuda a eliminar algunos de los azúcares que pueden causar indigestión.

Después del remojo, es crucial drenar y enjuagarlos antes de cocinarlos en agua fresca. Este proceso puede reducir el tiempo de cocción hasta en un 50 por ciento, además de mejorar la digestibilidad de los mismos.

La cocción propiamente dicha de los fríjoles requiere paciencia y atención. Este rico alimento debe cocinarse a fuego lento, asegurando que el agua apenas burbujee, lo que promueve una cocción uniforme sin que los fríjoles se deshagan o se rompan.

Es crucial considerar la altitud en la que se cocina. En altitudes más altas, el punto de ebullición del agua disminuye, lo que puede prolongar el tiempo de cocción. | Foto: Getty Images

Es recomendable no agregar sal al principio de la cocción, ya que puede endurecerlos y alargar el tiempo necesario para que se ablanden. La sal debe añadirse solo cuando los fríjoles ya están blandos, justo al final del proceso de cocción.

Además, es crucial considerar la altitud en la que se cocina. En altitudes más altas, el punto de ebullición del agua disminuye, lo que puede prolongar el tiempo de cocción.

Los cocineros en estas condiciones pueden necesitar ajustar el tiempo de cocción y la cantidad de agua para asegurarse de que los fríjoles se cocinen adecuadamente.

En el mundo contemporáneo, donde el tiempo es un recurso valioso, muchas personas optan por utilizar ollas a presión o cocinas lentas para preparar fríjoles. Estos métodos pueden reducir significativamente el tiempo de cocción, manteniendo los fríjoles a una presión constante o cocinándolos a baja temperatura durante varias horas.

Con una olla a presión, por ejemplo, estos pueden estar listos en tan solo 30 minutos después del remojo, mientras que una cocina lenta puede tomar entre seis y ocho horas a baja temperatura.

Los frijoles pueden estar listos en tan solo 30 minutos después del remojo, mientras que una cocina lenta puede tomar entre seis y ocho horas a baja temperatura. | Foto: Getty Images

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir un texto similar al humano. Este es curado por un periodista especializado de Semana.