La leche es uno de los alimentos de origen animal más conocidos que existen. Es un producto lácteo por excelencia. La más consumida se obtiene de la vaca.
Muchas marcas nacionales e internacionales la comercializan en suelo cafetero; por eso, se puede encontrar con una gran facilidad en cualquier supermercado de barrio o almacén de cadena.
Como bien se sabe, tiene un color blanco muy marcado. Se suele consumir en la mañana, para el desayuno. No es tan común para el medio día, para el almuerzo. Algunas personas la beben en la noche, para la cena.
La leche se suele combinar con otros alimentos, uno de ellos, por ejemplo, es el café.
“El origen del uso de la leche como alimento nutritivo proviene de la época neolítica. Época en la que se empezaron a domesticar animales como la vaca, la cabra y la oveja, se aprendieron prácticas de ordeño y conservación de la leche animal. Esto supuso un cambio en los hábitos alimenticios de las poblaciones. Pero la leche empezó a cobrar importancia en la alimentación a partir del siglo XX”, dice el sitio web Mundo Lácteo.
“En el año 1958 se implementaron los controles de calidad en la fabricación y comercialización de la leche para asegurar los mejores estándares de calidad del producto. A partir de los años ochenta se produjo una diversificación en cuanto a tipos de leche y aparecieron leches como la desnatada o la enriquecida con calcio”, agrega el portal.
La leche acumula una gran cantidad de calcio, proteínas de buena calidad, vitamina A, vitamina B1, sodio, vitamina B2, potasio y fósforo. Por los nutrientes que acumula, es considerado un superalimento.
Le aporta grandes beneficios al cuerpo. Uno de ellos es, por ejemplo, es que previene la osteoporosis y mantiene la salud de los huesos, “por ser rico en calcio, fósforo, magnesio, manganeso, zinc y contener vitamina D”, afirma la plataforma digital Tua Saúde.
Es de resaltar que con un alimento como de origen animal como la leche se debe tener un profundo cuidado, pues se debe consumir fresco. Sobre esto, una de las dudas más comunes que existen es, ¿cuánto tiempo puede estar la leche sin refrigerar? Pues bien, esta cuestión la resolvió el portal E How En Español.
“La regla de oro general es que la leche puede estar sin refrigerar por alrededor de dos horas, pero luego debe ser refrigerada tan pronto como sea posible. En el verano, los alimentos se echan a perder más rápidamente, por lo tanto, es incluso más importante seguir la guía de dos horas. Si el envase de leche aún está algo frío al tacto, probablemente está bien”, afirma.