Acariciar a un gato puede ser una experiencia relajante y placentera, tanto para el felino como para la persona. Sin embargo, es importante saber dónde y cómo acariciarlo para evitar incomodidades o incluso reacciones agresivas.
Zonas las que les gustan las caricias
- Cabeza: La mayoría de los gatos disfrutan que les acaricien la cabeza, especialmente alrededor de las orejas, la frente y debajo de la barbilla. Estas zonas son ricas en glándulas odoríferas, por lo que al acariciarlas liberan feromonas que les transmiten seguridad y afecto.
- Cuello: Un suave masaje en el cuello puede ser muy relajante para un gato.
- Espalda: Acariciar la espalda en dirección al rabo suele ser bien recibido por la mayoría de los felinos.
- Base de la cola: Algunos gatos disfrutan que les acaricien suavemente la base de la cola.
Dónde no acariciar a un gato
- Vientre: El vientre es una zona vulnerable para los gatos y muchos de ellos no les gusta que les acaricien ahí. Además, un movimiento brusco en esta zona puede provocar un arañazo. Si un gato se voltea y permite que le toque en vientre, es cuestión de que confía en su amo y lo dejará acariciarlo ahí.
- Patas: Las patas son sensibles al tacto y algunos gatos pueden reaccionar de forma negativa si se las acarician.
- Cola: Si bien a algunos gatos les gusta que les acaricien la base de la cola, la punta suele ser una zona sensible que hay que evitar.
¿Cómo acariciar a un gato?
La forma correcta de acariciar a un gato es acercarse a él de manera suave y tranquila, permitiéndole olfatear la mano antes de intentar acariciarlo. Es importante prestar atención a las señales que el gato emite, como ronroneos, movimientos de cabeza o cambios en la postura, ya que pueden indicar si está disfrutando de la caricia o si prefiere que se detenga.
De igual forma, hay que moverse despacio y con suavidad, ya que los gatos se asustan con los movimientos bruscos. Acariciarlo con movimientos lentos y suaves. También hay que prestar atención al lenguaje corporal del gato, si el gato arquea la espalda, aplasta las orejas o agita la cola, es señal de que está incómodo y se debe dejar de acariciarlo.
Por último, hay que respetar sus límites. Si el gato se aleja o se esconde, significa que ya no quiere que lo acaricien. No hay que forzarlo a que vuelva ni arrastrarlo para tocarlo de nuevo.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.