El romero (Rosmarinus officinalis) es una planta aromática originaria de la región mediterránea. Se caracteriza por sus hojas perennes, de color verde oscuro y textura coriácea, y sus flores de color azul o blanco, que florecen en primavera y verano.
El romero se ha utilizado desde la antigüedad por sus diversas propiedades. Los antiguos griegos y romanos lo utilizaban con fines culinarios, medicinales y religiosos.
Luz solar y buena ventilación
El romero necesita al menos seis horas de luz solar directa al día. Lo ideal es colocarlo en una ventana orientada al sur o al oeste. Si se coloca en el interior, debe estar cerca de una ventana luminosa. La buena ventilación también es importante para evitar la acumulación de humedad, que puede favorecer la aparición de hongos.
Un suelo adecuado
El romero prefiere un suelo bien drenado, con un pH entre 6 y 8. Se puede utilizar una mezcla de tierra para macetas, arena y perlita. Es importante evitar que el suelo se encharque, ya que esto puede pudrir las raíces.
Riego moderado
El romero es una planta tolerante a la sequía. Se debe regar solo cuando el suelo esté seco al tacto. En general, basta con regarlo una vez a la semana durante el verano y cada dos semanas en invierno.
Poda regular
La poda ayuda a mantener la planta sana y compacta, y también estimula la floración. Se recomienda podar el romero a finales de invierno o principios de primavera.
Finales de invierno:
- Hemisferio norte: del 21 de diciembre al 20 de marzo.
- Hemisferio sur: del 21 de junio al 20 de septiembre.
Principios de primavera:
- Hemisferio norte: del 20 de marzo al 21 de junio.
- Hemisferio sur: del 22 de septiembre al 21 de diciembre.
Temperatura adecuada
El romero prospera en climas cálidos y templados. No tolera bien el frío intenso, por lo que es importante protegerlo de las heladas. Si se cultiva en el interior, se debe mantener alejado de corrientes de aire frío y calefactores.
Siguiendo estos consejos, es posible lograr que el romero florezca y se pueda disfrutar de su belleza y aroma durante todo el año. Además de la ubicación, hay otros factores que pueden influir en la floración del romero, como la edad de la planta, la calidad del suelo y la cantidad de nutrientes disponibles.
Si el romero no florece después de seguir estos consejos, es posible que haya que trasplantarlo a una maceta más grande o fertilizarlo con un abono rico en fósforo y potasio.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.