Las suelas de los zapatos son una de las partes más difíciles de mantener limpias, debido a su contacto frecuente con el suelo y al uso diario que se le da al calzado.
Aunque la primera idea ante la aparición de esas incómodas manchas es utilizar agua y jabón, lo cierto es que muchas veces estos productos no son suficientes y la suciedad de la suela permanece por un buen tiempo.
Un truco fácil y a la mano
Pero no todo está perdido cuando se trata de eliminar las manchas de las suelas de los tenis. Existe un truco casero que vale la pena probar para poder ver sus resultados.
Es así como el jabón líquido para trastes, un poco bicarbonato de sodio, pasta de dientes y un cepillo viejo, serán los elementos necesarios para que su calzado luzca como nuevo.
La forma de utilizar estos ingredientes es la siguiente: reserve una buena cantidad de jabón líquido en un recipiente y agréguele bicarbonato de sodio y la pasta de dientes, luego mezcle bien todo hasta que se integren y aplique la mezcla sobre la suela de los tenis refregando con un cepillo hasta que logre eliminar la mugre.
Lo ideal es mezclar una parte de bicarbonato y 1,5 partes de detergente, y una vez terminado este proceso, déjelos secar y verá el cambio.
Otras alternativas que facilitarán la limpieza de sus tenis
Además del anterior truco, existen otros recursos a los que también puede acudir en el momento en que sus suelas no luzcan bien.
Uno de ellos consiste en utilizar en empapar un paño bien limpio con agua micelar y frotar la superficie manchada. Esto funciona cuando las manchas son superficiales o no son muy grandes. También funciona para los acabados en gamuza de los tenis.
De igual manera, puede mezclar una cucharada de bicarbonato de sodio con 2 cucharadas de vinagre blanco y una taza de agua. Una vez esté lista la mezcla, pase un cepillo de dientes viejo por la superficie que desee blanquear.
Si lo que necesita es una limpieza exprés de las suelas de sus tenis, lo mejor es disolver dos cucharadas del jabón que utiliza para lavar los platos a mano en un poco de agua. Luego, añada un buen puñado de sal gorda marina para que los granos de este producto arrastren la suciedad.
Frote la mezcla con un cepillo hasta que haga espuma y luego retírela con un paño húmedo.