Los electrodomésticos blancos, desde refrigeradores hasta microondas, son elementos comunes en la mayoría de los hogares debido a su apariencia limpia y moderna. Sin embargo, con el tiempo, estos electrodomésticos pueden adquirir un tono amarillento poco atractivo, causado por varios factores, como la exposición a la luz solar, la acumulación de grasa y polvo, o el envejecimiento natural de los materiales plásticos.
Afortunadamente, hay un sencillo truco para devolverles su color original y mantenerlos como nuevos: el uso de peróxido de hidrógeno (Agua oxigenada) y bicarbonato de sodio.
¿Por qué se ponen amarillentos los electrodomésticos?
Para entender cómo revertir el amarillamiento, primero se debe comprender por qué ocurre. Los plásticos usados en la fabricación de electrodomésticos a menudo contienen compuestos de bromuro, que se añaden como retardantes de llama. Con el tiempo y la exposición a la luz ultravioleta (UV) del sol, estos compuestos pueden degradarse, resultando en un color amarillento. Además, la grasa, el polvo y otros contaminantes pueden acumularse en la superficie, contribuyendo al amarillamiento.
El truco para blanquear electrodomésticos
El truco implica el uso de dos ingredientes comunes y fáciles de conseguir: el peróxido de hidrógeno y el bicarbonato de sodio. A continuación, se detalla el proceso paso a paso para restaurar el color original de tus electrodomésticos:
Materiales necesarios
- Peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) al 3%
- Bicarbonato de sodio
- Guantes de goma
- Cepillo de dientes viejo o cepillo de cerdas suaves
- Film plástico transparente (opcional)
- Ropa protectora (opcional)
Paso 1: Preparar la mezcla blanqueadora
En un recipiente, mezcle una cantidad generosa de bicarbonato de sodio con suficiente peróxido de hidrógeno para formar una pasta espesa. El bicarbonato de sodio actúa como un abrasivo suave que ayuda a eliminar la suciedad y las manchas, mientras que el peróxido de hidrógeno tiene propiedades blanqueadoras y desinfectantes.
Paso 2: Aplicar la mezcla en el electrodoméstico
Use guantes de goma para proteger sus manos. Con el cepillo de dientes viejo o un cepillo de cerdas suaves, aplique la pasta blanqueadora sobre las áreas amarillentas del electrodoméstico. Asegúrese de cubrir todas las zonas afectadas de manera uniforme. El cepillado ayudará a que la mezcla penetre mejor en las manchas.
Paso 3: Cubrir con film plástico (opcional)
Para mejorar la efectividad del blanqueado, puede cubrir la superficie tratada con film plástico transparente. Esto ayudará a mantener la pasta en su lugar y evitará que se seque demasiado rápido, permitiendo que el peróxido de hidrógeno actúe durante más tiempo.
Paso 4: Dejar actuar
Deje que la mezcla actúe durante al menos una hora. Si las manchas son muy severas, puede permitir que actúe por más tiempo, incluso durante toda la noche. El peróxido de hidrógeno necesita tiempo para romper las moléculas responsables del amarillamiento y restaurar el color blanco.
Paso 5: Limpiar y enjuagar
Después del tiempo de espera, retire el film plástico si lo usó y limpie la pasta con un paño húmedo. Enjuague bien con agua para eliminar cualquier residuo de bicarbonato de sodio y peróxido de hidrógeno. Si es necesario, repita el proceso hasta obtener los resultados deseados.
Precauciones y consejos adicionales
- Prueba en una zona pequeña: Antes de aplicar la mezcla en una superficie grande, realice una prueba en un área pequeña y discreta del electrodoméstico para asegurarse de que no se produzcan daños o decoloraciones no deseadas.
- Protección personal: El peróxido de hidrógeno puede ser irritante para la piel y los ojos, por lo que es recomendable usar guantes y, si es posible, ropa protectora. Asegúrese de trabajar en un área bien ventilada.
- Evita el uso de lejía: Aunque la lejía también es un agente blanqueador, puede dañar algunos tipos de plásticos y materiales de los electrodomésticos, además de ser más agresiva y peligrosa de manipular.
- Limpieza regular: Para prevenir el amarillamiento futuro, limpie regularmente tus electrodomésticos con un paño húmedo y una solución suave de detergente. Evite el uso de productos abrasivos que puedan rayar la superficie.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.