Dormir es una de las actividades más esenciales para el desarrollo humano. Sin embargo, a menudo no se le otorga la atención adecuada, lo que puede tener un impacto significativo en la salud. La cantidad y la calidad del sueño que se experimenta cada día tiene un papel vital en el bienestar de las personas.
Durante el sueño, el cuerpo trabaja incansablemente para mantener la función cerebral saludable, permitiendo la formación de nuevas conexiones neuronales que influyen en el aprendizaje y el almacenamiento de información, de acuerdo con el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
De ahí que la falta de sueño puede no solo afectar la salud física, sino también la salud mental, provocando dificultades en el razonamiento, la toma de decisiones, la reacción, la creatividad y la convivencia con otras personas.
De acuerdo con el NIH, la privación de sueño altera la actividad en ciertas áreas del cerebro, lo que aumenta el riesgo de problemas en la gestión de las emociones y el comportamiento. Esto se asocia con la depresión, el suicidio y otros comportamientos riesgosos.
En el caso de los niños y adolescentes, la falta de sueño puede llevar a dificultades para relacionarse con otros, cambios bruscos de temperamento, irritabilidad, tristeza y depresión, además de problemas de atención que pueden causar estrés.
Es por esto que los expertos enfatizan la importancia de dormir las horas necesarias, en condiciones óptimas, y evaluar aspectos como el colchón y las almohadas. Según el NIH, el sueño no solo favorece el crecimiento y el desarrollo saludable, sino que también tiene un impacto positivo en la prevención de enfermedades, tanto físicas como mentales.
“Dormir tiene un papel muy importante en la salud, ayuda a mantener la mente y el cuerpo sanos, por esta razón, es vital que las personas inviertan en un buen colchón, almohadas y todo aquello que les permita tener un descanso adecuado”, asegura Alexandra Daza, especialista en confort de Serta, marca especializada en productos para el descanso.
El NIH asegura que la falta de sueño o un descanso poco confortable puede afectar:
- Estado de ánimo: Las personas que duermen menos de 6 horas por noche tienen más probabilidades de experimentar estados de ánimo negativos, como irritabilidad y ansiedad.
- Toma de decisiones: La falta de sueño se asocia con un deterioro en la capacidad de toma de decisiones lógicas y racionales, lo que puede llevar a elecciones subóptimas en situaciones críticas.
- Respuesta al estrés: Aquellos que tienen un sueño de mala calidad tienden a ser más susceptibles al estrés y tienen dificultades para lidiar con situaciones estresantes de manera efectiva.
Según el Ministerio de Salud Nacional en Colombia, la depresión sigue siendo una de las principales enfermedad en el país. En la infancia, el 12,4 % de los niños experimenta miedos o nerviosismo sin motivo aparente, el 2,3 % sufre de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y el 9,7 % experimenta cefaleas frecuentes.
En la adolescencia, la ansiedad y la depresión afectan al 6,6% de esta población, incluyendo ideas suicidas. Además, el 6,7 % de los adultos presenta trastornos afectivos.
Estos datos subrayan la importancia de abordar adecuadamente el sueño como parte fundamental del bienestar físico y mental.