Mantener los alimentos en una condición saludable no es tarea fácil. Sin embargo, del cuidado que se tenga con su conservación depende que los productos mantengan sus propiedades y no generen afecciones a la salud.
Una de las formas más práctica y sencilla de hacerlo es mediante el proceso de congelación; pero es importante tener en cuenta algunos aspectos y validar si son alimentos aptos para ser congelados. Uno de los puntos a tener en cuenta es, por ejemplo, la cantidad de agua tiene ya el alimento. Las frutas, vegetales y verduras suelen estar compuestas por agua en un porcentaje superior al 80%.
El pescado y la carne también tienen una importante cantidad de la misma, y cuanta más agua tenga el alimento, más se congelará.
De igual forma, se debe evaluar la calidad del envoltorio, pues debe ser apto para congelar, ya que en caso de no serlo es posible que se adhiera a los alimentos. Lo ideal es envasar los productos al vacío y congelarlos después, para tenerlos a la mano de una manera más práctica e higiénica.
Sumado a esto es importante tener presente que no todos los alimentos se deben congelar y estos son algunos para los cuales se debe evitar este proceso.
- Grasas: El portal Directo al Paladar indica que la grasa tiene una congelación muy lenta y a una temperatura muy baja, por lo que una congelación normal, tiende a que la parte grasa se ponga rancia y es por ello que en ocasiones cuando se congelan carnes, tocinos, jamones o embutidos, se observa que la parte magra está en buen estado al descongelarse, pero la parte grasa toma unas características diferentes que pueden dañar el sabor. Por esta razón, se debe prestar atención a la hora de meter grasas al congelador.
- Huevos: Este es un producto que nunca debe congelarse.
- Frutas: Si bien todas las frutas se pueden congelar, lo ideal es no hacerlo, pues es posible que en el proceso cambien su textura y su aspecto. Lo ideal y recomendable para aprovechar las propiedades y beneficios saludables de las frutas es consumirlas frescas. Hay unos casos específicos en que estos alimentos toleran bien la congelación y es, por ejemplo, en el de los frutos rojos.
- Quesos cremosos: El portal Salud Mapfre indica que estos alimentos cambian su textura después de un proceso de congelación. La pasta cremosa del queso, una vez descongelada, se va a desmenuzar más fácil y la cremosidad que la caracteriza se pierde.
- Papas cocidas: La estructura del almidón que contienen las papas hace que luego de su congelación puedan tener una textura harinosa o granulada que no resulta apetecible. Aquí se refiere a la congelación en un congelador convencional doméstico, no con la tecnología de la que se dispone en la industria alimentaria.
- Mayonesa y otras salsas: En el caso de alimentos con un proceso químico como las salsas, luego de congelarlos se puede romper el equilibrio y es posible que tomen una apariencia de un producto cortado, por ejemplo.