Las oraciones, dentro de la fe, son consideradas el mejor canal de comunicación con Dios, conectando con él de forma espiritual y personal en todo momento. Este medio es muy implementado por los creyentes católicos, intentando depositar en el altísimo los deseos y anhelos más reales y puros que llevan en el corazón.
En ocasiones, orar es muy importante para entregarle a Dios las esperanzas, temores, angustias y milagros que se esperan con respecto a distintos temas personales. Se debe realizar con tranquilidad, fervor y mucha devoción, logrando atraer solo bendiciones.
Sin embargo, más allá del creador, hay santos a los que se puede recurrir también para recibir protección y cuidado en circunstancias de la vida. Cada uno tiene una labor milagrosa y celestial, por lo que se recomienda encomendarle desde la fe y la esperanza.
En cuanto a los temas de fenómenos naturales como los temblores, existe una figura que es considerada el “patrono” de los terremotos, a quien se le depositan los anhelos de permanecer sanos y salvos. Se trata de San Emigdio de Ascoli, quien fue el primer obispo de la ciudad de Ascoli Piceno.
A este creyente se le atribuyó ser el responsable de que la ciudad italiana no viviera una catástrofe de ningún tipo tras un brutal terremoto en 1703. Desde aquel entonces se le calificó como el ‘patrono de los terremotos’ y la protección divina para que nada ocurra.
Por tal motivo, según recopilan algunos medios, el Papa Benedicto XVI recomendó una oración dedicada a esta figura, otorgando cuidado y conexión celestial en caso de que sucedan situaciones de estas magnitudes en términos naturales.
Es aconsejable realizar esta oración con fervor y conexión, buscando un refugio espiritual en momentos difíciles y angustiantes que puedan aparecer en el día a día.
Oración a San Emigdio de Ascoli, patrono de los terremotos
Dios Nuestro Señor nos bendiga
y nos defienda, nos dé auxilio y tenga misericordia
de nosotros, vuelva a nosotros su piadoso rostro
y nos dé paz y santidad.
Nuestro Señor bendiga esta casa y a todos los que en ella habitamos
y nos libre del ímpetu del terremoto
en virtud del dulcísimo nombre de Jesús.
La verdadera sangre de Nuestro Señor Jesucristo nos libre de la peste,
de la guerra, del rayo de los temblores y de todos los enemigos.
Amén. Santo Dios, Santo Fuerte, Santo inmortal.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.