La cocina es uno de los espacios de la casa más susceptible de contaminarse con gérmenes y bacterias y por ello mantenerla limpia es determinante para evitar posibles complicaciones de salud. Para minimizar la presencia de microorganismos es importante mantener limpias las manos y todas las superficies y utensilios que entran en contacto con los alimentos.
La correcta limpieza puede realizarse haciendo uso de algunos productos caseros como el vinagre y el limón. Esta mezcla actúa como un desinfectante natural y se constituye en una forma ecológica de mantener muchas superficies limpias, entre ellas las de la cocina.
Se dice que la acidez del vinagre ayuda a matar los gérmenes, a la vez que actúa como un potente desengrasante. Si se mezcla con zumo de limón se potencian sus propiedades, pues este fruto es un desinfectante que se puede utilizar para lograr diferentes propósitos en el hogar y uno de ellos es combatir también los gérmenes.
Los ácidos naturales de estos dos ingredientes atacan los microorganismos que rondan por diferentes partes de este espacio de hogar y que pueden ocasionar molestias de salud y hasta malos olores. Se dice que los efectos antimicrobianos del vinagre pueden deberse a la gran cantidad de ácido acético que contiene.
Estos dos ingredientes se pueden mezclar con agua en una botella y se tendrá un producto casero para eliminar bacterias. Para limpiar de manera efectiva lo que se debe hacer es humedecer un paño con la mezcla elaborada y pasarlo por las zonas de la cocina que se quieran desinfectar.
Mejor usar papel
Cuando se trata de hacerle frente al desorden en la cocina, una de las recomendaciones es usar papel para evitar la contaminación cruzada de bacterias. Por ejemplo, debería utilizarse en los siguientes casos:
- Para limpiar huevos crudos.
- Limpiar residuos de carnes crudas, aves y mariscos.
- Limpiar la nevera.
- Derrames y suciedad en el suelo de la cocina.
- Limpieza de tazones de comida para mascotas.
- Limpiar el fregadero de la cocina.
Consejos para mantener la cocina limpia
- Limpieza regular: es determinante dedicar tiempo de forma permanente a limpiar las superficies de la cocina, utilizando los productos de limpieza adecuados y asegurarse de dejar en una condición impecable las salpicaduras y restos de alimentos para evitar que se acumulen bacterias.
- Organización eficiente: mantener los utensilios, platos y alimentos organizados en alacenas y repisas. Una buena organización facilita la limpieza y reduce la posibilidad de que los alimentos se contaminen.
- Lavado de utensilios: lavar los utensilios, platos y ollas inmediatamente después de usarlos. Lo ideal es no dejarlos acumularse, ya que la humedad y los restos de comida pueden atraer gérmenes y bacterias. Además, una de las recomendaciones es usar agua caliente y detergente para garantizar una limpieza efectiva.