Dormir con la puerta cerrada es una práctica común para muchas personas, ya sea por razones de privacidad, seguridad o simplemente por hábito. Sin embargo, hay quienes sostienen que descansar de esta manera es más beneficioso para la salud y la seguridad.

La idea de no cerrar la puerta al dormir se basa en varios argumentos. Uno de los más destacados es la importancia de la ventilación adecuada durante la noche. Al mantenerla así, se permite que el aire circule libremente, lo que puede ser beneficioso para la calidad del aire en la habitación. La falta de ventilación adecuada puede llevar a un ambiente cargado y viciado, lo cual no es ideal para un sueño reparador.

Dormir bien es una de las formas de evitar la pérdida acelerada de colágeno. | Foto: Ghislain and Marie David de Lossy

Además, algunos defensores de dormir con la puerta abierta argumentan que esto facilita la entrada de oxígeno fresco y la salida de dióxido de carbono, lo que contribuye a un ambiente más saludable. La teoría es que, al permitir que el aire fluya libremente, se crea un entorno propicio para el descanso y se reduce la posibilidad de despertar con sensación de agotamiento.

Otro punto en contra de cerrar la puerta al dormir está relacionado con la seguridad. En caso de emergencia, como un incendio, se argumenta que tener la puerta cerrada podría dificultar la evacuación rápida y segura de la habitación. Las puertas cerradas podrían obstaculizar el acceso de los servicios de emergencia o la salida de los ocupantes, lo que podría poner en peligro la vida de las personas.

Asimismo, algunos defensores de dormir con la puerta abierta mencionan la posibilidad de sentirse atrapado o claustrofóbico al dormir con este objeto cerrado. Para aquellos que son propensos a la ansiedad o que simplemente prefieren un entorno más abierto, mantenerla así puede proporcionar una sensación de mayor libertad y comodidad.

Sin embargo, es importante señalar que también existen argumentos sólidos a favor de dormir con la puerta cerrada. La seguridad personal y la privacidad son consideraciones clave para muchas personas. Tener este objeto así puede proporcionar una sensación de resguardo y protección, especialmente si se vive en un entorno donde la seguridad es una preocupación legítima.

Dormir es importante para recargar energía y poder desempeñar de la mejor manera las actividades diarias. | Foto: Getty Images

Desde el punto de vista de la privacidad, cerrar la puerta al dormir puede limitar la exposición a ruidos externos y proporcionar un espacio más íntimo. Además, en situaciones de convivencia, cerrar la puerta puede ser esencial para mantener la privacidad personal y evitar interrupciones no deseadas.

La calidad del sueño también es un factor importante a considerar. Al cerrar la puerta, se puede reducir la interferencia de la luz y el ruido exterior, lo que puede contribuir a un ambiente más propicio para el sueño profundo y reparador. Aquellas personas que son sensibles al entorno externo pueden encontrar que cerrar su habitación es beneficioso para lograr un descanso óptimo.

En cuanto a la ventilación, es posible mantener una circulación de aire adecuada mediante el uso de ventiladores o la apertura de ventanas estratégicamente ubicadas. Esto podría contrarrestar la preocupación de que cerrar la puerta resulte en un ambiente viciado.

En relación con la seguridad, es crucial destacar que existen medidas de seguridad, como detectores de humo y sistemas de alarma, que pueden proporcionar una alerta temprana en caso de emergencia. La planificación y la conciencia de la seguridad pueden ser igualmente efectivas, incluso si se elige dormir con la puerta cerrada.

Dormir es una actividad importante para el cuerpo. | Foto: Getty Images

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.