En medio de la rutina diaria, a menudo se pasan por alto pequeñas acciones que pueden tener un impacto considerable en la salud propia y en la de los demás.

Una de estas acciones aparentemente insignificantes, pero de gran importancia, es tapar el inodoro al bajar la cisterna. Este simple gesto puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades y la promoción de un entorno más higiénico.

Inodoro, foco de bacterias y gérmenes

El inodoro, aunque es una de las comodidades modernas más básicas, también puede ser un reservorio de bacterias y gérmenes perjudiciales para la salud. Al momento de bajar la cisterna, se libera una nube de microorganismos en el aire, conocidos como aerosoles fecales, que pueden contener patógenos causantes de enfermedades.

La OMS advierte que estos aerosoles fecales pueden transportar virus y bacterias como el norovirus, E. coli y salmonela, entre otros. La inhalación o el contacto con estas partículas contaminadas puede desencadenar enfermedades gastrointestinales y respiratorias, afectando tanto a quienes residen en el hogar como a visitantes.

Las manchas amarillas en un inodoro se pueden presentar por diferentes motivos, pero dejan el reflejo de poca higiene. | Foto: FHMFHM

Además de la prevención de enfermedades, tapar el inodoro al bajar la cisterna contribuye a mantener un ambiente más limpio y agradable. La acumulación de partículas fecales en superficies cercanas al inodoro puede generar olores desagradables y favorecer la proliferación de gérmenes. Al tapar el inodoro, se minimiza la dispersión de estos elementos indeseados.

Es esencial recordar que la higiene personal no solo se limita a cuidar de uno mismo, sino a proteger a los demás. Tapar el inodoro al bajar la cisterna es una acción sencilla que puede convertirse en un hábito beneficioso para la salud colectiva.

El bicarbonato de sodio y el vinagre son grandes aliados para desinfectar un inodoro. | Foto: Con derechos gestionados de Getty Images

¿Cómo lavar bien el inodoro?

Pasos para lavar bien el inodoro:

  • Protección: Se debe colocar guantes de limpieza para proteger las manos de los productos químicos y gérmenes.
  • Retirar objetos personales: Antes de comenzar, se debe retirar cualquier objeto personal o decoración del área cercana al inodoro para facilitar la limpieza.
  • Enjuague inicial: Se recomienda tirar la cadena del inodoro para enjuagar y humedecer las superficies antes de aplicar el limpiador.
  • Aplicar el limpiador: El limpiador desinfectante (del que venden en los supermercados) para baños debe aplicarse en el interior del inodoro, cubriendo las superficies del tazón, la tapa y los bordes, siguiendo las indicaciones del producto.
  • Dejar actuar: Es esencial dejar que el limpiador actúe durante unos minutos para desinfectar y aflojar la suciedad y las manchas.
  • Cepillar la taza: Utilizando un cepillo para inodoro, se debe fregar y limpiar todas las superficies de la taza, prestando atención a las manchas y acumulaciones en la línea del agua.
  • Limpiar la tapa y los bordes: Un paño de limpieza o esponja es útil para limpiar la tapa del inodoro y los bordes exteriores, asegurándose de abordar todas las áreas, incluyendo las bisagras.
  • Atención a las juntas y los rincones: Se debe prestar especial atención a las juntas y rincones del inodoro, utilizando un cepillo pequeño o un cepillo de dientes viejo para llegar a estos lugares propensos a la acumulación de suciedad.
  • Enjuague final: Se recomienda tirar la cadena nuevamente para enjuagar el inodoro y eliminar cualquier residuo del limpiador.
El aseo del inodoro previene la propagación de virus y bacterias como el norovirus, E. coli y salmonela. | Foto: Getty Images/iStockphoto

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.