Al jengibre se le reconoce por ser una especia muy usada para diferentes preparaciones gastronómicas. Además de brindar sabor, es una raíz a la que se le atribuye una larga lista de beneficios saludables para el organismo. Se dice que es fuente de aceites volátiles, pero también posee sustancias fenólicas, vitaminas (especialmente B6 y C) y minerales.

Se dice que brinda bondades relacionadas con la pérdida de peso y para tratar la mala digestión, acidez, mareos, gastritis, resfriados, colesterol alto, presión alta, tos y problemas de circulación sanguínea, indica el portal de bienestar y salud Tua Saúde.

En esta línea, el sitio web Cuerpo Mente refiere “una revisión de estudios científicos publicada en la revista Nutrients, que concluye que el jengibre se ha probado eficazmente en la mayoría de los estudios, incluidos los que examinaron el alivio de las náuseas y los vómitos durante el embarazo, la función digestiva, la mejora en el nivel de expresión de marcadores de riesgo de cáncer colorrectal y efectos antiinflamatorios”.

El jengibre es una raíz que se utiliza para aliviar diversas afeccioes de salud. | Foto: Getty Images

Se dice que contiene gingerol, que es un compuesto bioactivo con propiedades termogénicas que acelera el metabolismo y estimula la quema de grasa corporal. Además, tiene propiedades diuréticas, lo que estimula la eliminación del exceso de líquido del cuerpo y ayuda a desinflamar el cuerpo. Esta es una planta que fácilmente puede cultivarse en casa para tener su disponibilidad cuando se requiera para aliviar afecciones.

¿Cómo se cultiva y qué hacer para que crezca?

De acuerdo con el portal El Mueble, para cultivar esta planta no se requiere de mayores cuidados. Estas son algunas de las recomendaciones.

Lo primero que se debe hacer es conseguir un tronco de jengibre. Se sumerge el rizoma en un vaso con agua para que vaya absorbiendo la humedad que necesita para germinar y se deja reposar en agua durante tres o cuatro horas.

El jengibre puede cultivarse fácilmente en el jardín. | Foto: Beata Zawrzel/NurPhoto

Posteriormente, con el trozo de raíz todavía húmedo, se coloca dentro de una bolsa de plástico y se deja reposar por lo menos durante una semana. Transcurrido ese tiempo, ya deberían salir los primeros brotes y con ello ya estará listo para ser sembrado.

Una vez surtido este trámite se debe tener presente que la matera o jardín donde se va a plantar dispone del drenaje adecuado para evitar encharcamiento. Si se tiene una matera grande es viable tener varios trozos para así obtener más producto.

En el momento de plantar el jengibre no se requiere hacer un agujero y enterrar el trozo, sino que se deben poner los trozos sobre el sustrato. Un truco es colocar el rizoma en horizontal y con cuidado se hunde en la tierra dejando los brotes afuera.

El jengibre puede involucrarse a diferentes preparaciones. | Foto: julichka

Una de las fórmulas para que crezca y se fortalezca, según el portal Ecología Verde, es no ponerla en una zona de sol directo, pues muchas horas de luz y de calor directos no le convienen y pueden dañar la planta. Es mejor ubicarla en un lugar con semisombra.

Otro aspecto clave es el riego. Se recomienda usar agua mezclada con un poco de humus de lombrices de tierra, sobre todo al principio luego de plantar los rizomas. Lo mejor es hacer riegos ligeros y frecuentes, es decir que en una misma vez se utilice poca cantidad de agua, pero regarla con frecuencia asegurándose de que la tierra está siempre húmeda pero nunca encharcada. Para regar correctamente se debe aplicar el agua, sea mezclada con humus o no, alrededor de cada rizoma para evitar mojarlos directamente.