Los perros, tal como sucede con las personas, están expuestos a que se presenten problemas intestinales como la diarrea. En el caso de las mascotas, puede presentar esta afección simplemente porque haya comido algo que le ha sentado mal, o porque ha ingerido demasiada cantidad de alimento, pero también puede ser una consecuencia de algo más serio que requiera atención veterinaria inmediata, precisan los expertos de Purina en su sitio web.
Indican que es importante diferenciar entre diarrea aguda y crónica, y entre la del intestino delgado y del grueso. Mediante esta clasificación, el veterinario podrá determinar con mayor facilidad las posibles causas, y cuál es el mejor tratamiento para el peludo.
De acuerdo con los expertos, cuando hay diarrea del intestino delgado y es crónica, puede identificarse porque se produce un gran volumen de heces líquidas en cada deposición, sin que el perro manifieste demasiada urgencia por defecar. Las heces no suelen contener moco, el animal no manifiesta molestias al defecar, y puede que haya algo de sangre digerida. Solo en el caso de las diarreas víricas (como por parvovirus), las heces consisten básicamente en sangre. Además, puede ser que el cuadro patológico vaya acompañado de vómitos.
En el caso de la diarrea del intestino grueso suele producirse un aumento notable de la frecuencia de defecación, con pequeños volúmenes de heces, con moco, y a veces con presencia de una pequeña cantidad de sangre roja.
Este último padecimiento puede presentarse por la ingesta de comida en mal estado o los restos de la basura doméstica, alergias o intolerancias alimentarias, presencia de parásitos intestinales, efectos secundarios de algunos medicamentos y toxinas o por infecciones víricas, y es posible que en algunos casos deba recurrirse al especialista para obtener el tratamiento adecuado.
¿Cómo tratar la afección?
Con frecuencia la diarrea canina no reviste gravedad y puede ser tratada sin necesidad de acudir al veterinario. La mayoría de los episodios duran uno o dos días, pero si van acompañados de otros síntomas que generen preocupación, lo mejor es acudir al veterinario. De lo contrario, puede hacerse uso de algunos remedios caseros, según el portal Red Canina de España.
Los remedios caseros incluyen cuatro pasos:
- Ayuno (si es posible).
- Hidratación.
- Dieta blanda.
- Restablecimiento del equilibrio mediante la administración de pre y probióticos.
Normalmente, cuando el perro tiene diarrea no tiene mucha hambre. Si es así, lo ideal es no obligarlo a comer, pues es buena idea eliminar la comida durante 12 a 24 horas y proporcionarle agua en pequeñas cantidades, pero con frecuencia, pues esto ayuda a que el tracto gastrointestinal se asiente y el problema desaparezca. Sin embargo, es importante tener claro si el perro puede soportar un ayuno o no.
Resulta esencial que el animal tenga acceso al agua en todo momento, ya que tiene riesgo de deshidratarse. Si no quiere beber, se le deben dar cucharaditas de agua con frecuencia. Si el perro es de tamaño grande, procurar que consuma entre media y una taza cada vez. Un caldo de pollo es bueno para proporcionar algunos nutrientes al peludito, sin hacer trabajar demasiado su sistema digestivo.
Luego del ayuno, la comida debe reintroducirse lentamente y lo mejor es comenzar con una dieta blanda, ya que será más digerible. Aquí el caldo de pollo es determinante y debe prepararse con la carne sin piel ni huesos y también es viable agregarle vegetales. Otros remedios caseros frecuentes son: agua de arroz, este mismo cereal, pero cocido y papa cocinada sin piel.
Una vez superada esta etapa, es posible suministrarle pre y probióticos para ayudarle al restablecimiento de la flora intestinal.