Millones de personas en el mundo llevan a cabo una preparación a base de resinas aromáticas vegetales que se mezclan con aceites esenciales. Se trata del incienso, palabra que proviene del latín incensum, que significa encender.

El incienso, al arder, desprende un humo especial al que le atribuyen poderes sanadores y purificadores desde tiempos antiguos.

A propósito, en algunas culturas, el incienso se considera sagrado y hasta lo utilizan como ofrenda en algunos rituales. Además, al humo del incienso le atribuyen beneficios para el sistema nervioso y combatir síntomas de la depresión o la ansiedad.

Igualmente, sucede que en algunos hogares al incienso lo encienden para atraer las buenas energías, por ejemplo, en rituales para llamar la buena suerte.

El incienso también es muy popular como ritual durante la llamada Duodécima marea, las doce noches entre la víspera de Navidad y la Epifanía. | Foto: Getty Images

Así mismo, el incienso se quema con el objetivo de dotar a un espacio de un aura acogedora, de intimidad y de paz.

Vale destacar que el incienso, cuando se quema de forma directa, se enciende en un receptáculo o incensario. Finalmente, se apaga la llama para que siga humeando y se vaya consumiendo.

En cuanto a las presentaciones en las que viene el incienso, están las varitas, que son las más comunes y se encuentran recubiertas de incienso prensado.

Al Incienso le atribuyen beneficios para la salud | Foto: Bambu Productions 2016

También se puede encontrar en bastoncillos, los cuales se forman con la pasta de incienso, sin varilla.

Otras presentaciones del incienso vienen en conos que terminan siendo resina en polvos prensada, mezclada a veces con esencias y plantas medicinales.

Vale destacar que el auténtico incienso es aquel que se extrae de unos árboles africanos y asiáticos del género Boswelia. Uno de estos es el Boswelio corteri, conocido también por olíbano, que es originario del este de África y sur de Arabia.

Varitas de incienso. | Foto: Getty Images

El otro árbol del cual se puede extraer el auténtico incienso es del Boswelio serrato o Solai guggol, que es muy común en la India.

De acuerdo con los historiadores, del incienso se conocen muestras en representaciones simbólicas halladas en tablillas de la antigua Babilonia que se remontan a 1.700 años antes de Cristo.

Afirman que en el antiguo Egipto, alrededor de 1.300 años antes de la era cristiana, era costumbre quemar mirra y otras resinas. Lo anterior, como ofrenda a los dioses, en una ceremonia muy ritualizada conocida como kyphi, que se realizaba a la puesta del sol.

Entre tanto, en la Edad Media, más exactamente en la Catedral de Santiago de Compostela, el incienso era utilizado para neutralizar los malos olores que desprendían las aglomeraciones de peregrinos.

En ese entonces, el incienso era un componente esencial de la liturgia, como lo sigue siendo en los monasterios del cristianismo ortodoxo.