En la actualidad, la seguridad personal se ha convertido en una preocupación central para muchas personas, especialmente en un mundo donde las amenazas se diversifican y sofistican constantemente. Uno de los métodos más alarmantes utilizados por los delincuentes para someter a sus víctimas es el uso de drogas para inducir a un estado de sedación.

Estas sustancias, a menudo recetadas con fines médicos, tienen el potencial de ser utilizadas de manera perversa para poner en riesgo la integridad y la seguridad de las personas.

Efectos de la escopolamina. | Foto: Getty Images

La capacidad de los delincuentes para administrar drogas de sedación sin el consentimiento de la víctima plantea un grave peligro. Estos agentes sedantes, que pueden incluir benzodiazepinas, barbitúricos y opioides, entre otros, tienen efectos que varían desde la simple relajación hasta una sedación profunda, la amnesia y la pérdida de consciencia.

La dificultad para detectar estos compuestos y sus efectos hace que la prevención y el reconocimiento de los signos de intoxicación sean aspectos cruciales para protegerse de estos ataques.

1. ¿Qué son las drogas de sedación y cómo funcionan?

Las drogas de sedación, también conocidas como agentes hipnóticos o sedantes, tienen la capacidad de inducir a un estado de sueño o calma a una persona. Estas sustancias pueden afectar el sistema nervioso central, disminuyendo la actividad cerebral y promoviendo la relajación muscular.

En contextos médicos, estos medicamentos se utilizan de manera controlada para ayudar a los pacientes a relajarse o dormir durante procedimientos o tratamientos. Sin embargo, en manos equivocadas, pueden convertirse en herramientas peligrosas para la delincuencia.

Escopolamina. (Imagen de archivo).

2. Benzodiazepinas: la elección común de los delincuentes

Las benzodiazepinas son un grupo de medicamentos que actúan como sedantes y ansiolíticos. Entre los más conocidos se encuentran el diazepam (Valium), el lorazepam (Ativan) y el alprazolam (Xanax).

Estos fármacos son ampliamente recetados para tratar la ansiedad, el insomnio y otros trastornos relacionados. Sin embargo, su capacidad para inducir un estado de calma profunda y amnesia temporal los convierte en una herramienta atractiva para los delincuentes.

- Mecanismo de acción: las benzodiazepinas actúan sobre el neurotransmisor gamma-aminobutírico (Gaba) en el cerebro, potenciando su efecto inhibidor. Esto resulta en una reducción de la actividad neuronal, que puede provocar sedación, relajación muscular y pérdida de memoria a corto plazo.

En combinación con alcohol u otras sustancias, el efecto sedante puede ser aún más pronunciado, aumentando el riesgo de sobredosis o efectos adversos.

3. Opioides: el peligro de la euforia y la sedación

Los opioides, como la heroína, la morfina y la oxicodona, son conocidos por sus potentes efectos analgésicos y sedantes. Aunque se utilizan médicamente para el manejo del dolor, su potencial abuso y sedación los convierte en una herramienta de riesgo para los delincuentes.

- Mecanismo de acción: los opioides se unen a los receptores opioides en el cerebro y la médula espinal, reduciendo la percepción del dolor y produciendo efectos sedantes. Estos efectos pueden variar desde una leve relajación hasta una sedación profunda y pérdida de consciencia, dependiendo de la dosis y la forma en que se administran. El uso indebido de opioides puede llevar a una depresión respiratoria severa, lo que aumenta el riesgo de muerte en caso de sobredosis.

Escopolamina en Medellín. (Imagen de referencia). | Foto: Cortesía: Universidad CES.

4. Ketamina: un anestésico con efectos alucinógenos

La ketamina, un anestésico disociativo, se ha ganado un lugar en la lista de drogas utilizadas para sedar a las víctimas debido a sus potentes efectos disociativos y alucinógenos. Aunque originalmente se desarrolló para uso veterinario y humano como anestésico general, su potencial para inducir un estado de desconexión y sedación ha sido explotado por delincuentes.

- Mecanismo de acción: la ketamina actúa bloqueando los receptores NMDA en el cerebro, lo que provoca una disociación entre la mente y el cuerpo. Esto puede resultar en una sensación de flotación, confusión y pérdida de la capacidad de moverse o hablar. La ketamina también puede provocar amnesia y alterar la percepción de la realidad, lo que facilita la manipulación de la víctima durante un crimen.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de SEMANA.