Las orquídeas son plantas exóticas que se caracterizan por su belleza. Sus elegantes tallos y la diversidad de colores en sus flores llaman la atención tanto de los jardineros como de los amantes de las plantas.

Estas son razones de peso para que muchas personas deseen ampliar su colección y cultivar nuevas plantas, pues su propagación es una oportunidad para multiplicar la belleza y el colorido en distintos ambientes de su hogar u oficina. En algunos casos reproducir las orquídeas resulta una experiencia satisfactoria y gratificante.

Si bien la reproducción de las orquídeas requiere una cierta cantidad de tiempo y paciencia, es algo que puede lograrse si se aplican las técnicas adecuadas.

De acuerdo con los expertos, como ocurre con la mayoría de las plantas, las orquídeas son capaces de reproducirse de dos maneras diferentes: con la semilla y por la propagación vegetativa. Para el principiante, la segunda alternativa es la más fácil de usar para conseguir multiplicar el número de orquídeas.

Las orquídeas son plantas apetecidas en muchos hogares. | Foto: 2024 Getty Images

Así las cosas, una de las formas es utilizando las hojas. Para llevar a cabo este proceso, se debe seleccionar una hoja sana y madura de la orquídea madre y cortarla en varias secciones, asegurándose de que cada sección tenga al menos un nudo (donde se unían las hojas a la planta madre) y una porción de raíz.

Posteriormente, la recomendación es plantar estas secciones en un sustrato adecuado y mantenerlas en un lugar cálido y húmedo. Es un proceso que puede tardar varios meses y no todas las secciones pueden enraizar con éxito, pero esta es una de las formas más efectivas de reproducir orquídeas y obtener nuevas plantas con características similares a la planta madre.

Cuidados con las orquídeas

Para mantener una orquídea en buena condición se requiere de algunos cuidados especiales. Por ejemplo, el portal Verdecora indica que estas plantas requieren de una importante cantidad de luz, tanto para estar sanas como para florecer, pero lo ideal es no exponerlas al sol directo porque puede resultar tan perjudicial como no tener luz.

La orquídea de la especie Cattleya. | Foto: Debra Wiseberg

El riego también es vital, pero no se debe exceder porque se puede propiciar la aparición de hongos. En estado natural, la mayor parte de las orquídeas son epífitas y viven con sus raíces al aire hidratándose con la humedad propia del ambiente. Así las cosas, una de sus necesidades es contar con un ambiente húmedo, lo que se puede conseguir utilizando un humidificador si se vive en un clima seco; o, simplemente, colocando un recipiente con agua cerca de ellas para que tengan esa atmósfera que necesitan.

El riego es preferible hacerlo por inmersión metiendo la matera en agua durante unos minutos. Es importante evitar que se mojen las hojas y, fundamentalmente, que no entre agua en la corona: la zona en la que nacen las partes verdes. Transcurrido el tiempo se deja que la maceta escurra para ubicarla luego en su posición habitual.

El abono, la temperatura y el control de plagas son otros aspectos importantes a tener en cuenta cuando se cultiva o se tiene en casa una planta de orquídea.