Tunja es uno de los sitios que guarda gran parte de la historia de nuestro país. Por sus calles y sus alrededores pasaron muchos de los grandes héroes de la Patria y sus paisajes han sido testigos de la riqueza cultural indígena que aún sigue vigente en nuestros días.
Boyacá está lleno de tierras fértiles en las que abundan valles y montañas de ondulaciones suaves y en medio de este particular paisaje se destaca Tunja, capital del departamento y la icónica ciudad que fue fundada el 6 de agosto de 1539, un año después que Bogotá, sobre un poblado indígena muisca.
La historia en una sola ciudad
Si está pensando en hacer un viaje tranquilo en el cual puede disfrutar de un paisaje verde al lado de la cordillera, mientras hace un recorrido por los principales sitios en donde se forjaron los pasos más importantes de la independencia de nuestro país, Tunja es el lugar adecuado.
La importancia cultural de esta ciudad se entremezcla con el hermoso paisaje, la hospitalidad y el tesón de los boyacenses. Esto hace que el paseo por lugares históricos de gran riqueza en arquitectura y arte se convierta en una grata experiencia para cualquier turista que llega a la ciudad, tal y como lo registrar el portal colombia.travel.
Pero lo mejor de esto es que esta experiencia turística y cultural inicia desde antes de llegar a Tunja, pues a tan solo unos pocos kilómetros de este lugar se encuentra el Puente de Boyacá, sitio emblemático que determinó la Independencia de Colombia.
Allí se libró la última batalla de la guerra por la Independencia, la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819. Sobre el pequeño río de Boyacá o Teatinos, se logró la libertad y la soberanía del país.
Catorce kilómetros separan a Tunja de este parador, donde puede aprovechar para visitar diferentes monumentos como el Monumento a Bolívar, el Arco del Triunfo, el edificio circular o Ciclorama, el Obelisco de la Libertad, la Plaza de Banderas, la Casa de Teja, el busto del coronel Cruz Carrillo y el monumento a Pedro Pascacio Martínez, entre otros, los cuales le brindarán hermosas imágenes para tomar fotografías.
Un recorrido por la cultura y la historia
Entre los encantos de Tunja está el hecho de ser la cuna de la ancestral población muisca, conocida como Tchunza, que traduce ‘varón poderoso’.
En este territorio se rendía culto a los Zaques, gobernantes del lugar, a quienes se consideraba hijos del Sol y de aquella época se conservan algunos sitios como los llamados ‘Cojines del Zaque’ o ‘Santuario del Zaque’, un monumento que consiste en dos monolitos tallados por los muiscas, de una gran piedra de la montaña.
Estas estructuras que están localizadas mirando hacia el oriente, adoraban al dios sol y realizaban numerosas ceremonias religiosas.
Hoy en día forman parte del patrimonio histórico de la ciudad y de su herencia cultural. Si usted quiere conocer este espacio, lo ideal es hacer una caminata ecológica durante la cual puede disfrutar del contacto con la naturaleza y de la narración de los mitos indígenas por parte de los guías que lo transportarán a la época precolombina.
Otro lugar sagrado para los muiscas que debe visitar es el Pozo de Hunzaúa o de Donato, una laguna de aguas frías, rodeado por un sendero de piedra a su alrededor. Allí podrá disfrutar de los restos de las columnas del templo que los muiscas levantaron al dios sol, los cuales conservan la arquitectura de entonces.
Además, de acuerdo con la tradición oral, existe una trágica leyenda sobre el origen del pozo, según la cual surgió fruto de la ira de una madre al darse cuenta del amor incestuoso del Cacique Hunzaúa por su hermana.
En el mismo portal de referencia también se cuenta que los indígenas arrojaron todos sus artículos de oro en la laguna, para que los españoles no los pudieran encontrar y más adelante un español de nombre Donato, lo mandó a secar sin encontrar ninguna figura del preciado metal.
También puede disfrutar de una visita al Parque Museo Arqueológico de Tunja, donde se encuentran los objetos arqueológicos hallados en toda la región del altiplano cundiboyacense.