La formación que los sábados en la mañana hacen los policías de la estación de San José, en Barranquilla, era uno de los momentos favoritos para Stiven y Negro, dos perros callejeros a los que el terrorismo también les cambió su suerte. Ambos se acercaban a diario al CAI en busca de comida, por lo que los uniformados se encariñaron con ellos. Como era costumbre, los dos canes llegaron este sábado hasta la estación, por lo que quedaron en medio del atroz ataque. Negro murió al lado de los cinco patrulleros que no resistieron el impacto de la onda explosiva. Stiven, al igual que otros 42 de sus amos, resultó herido y tuvo que ser atendido de emergencia. El Grupo De Rescate de la Policía (Polsanar) le proporcionó a Stiven ayuda inmediata; perdió un diente y parte de la lengua. El general de la Policía, Jorge Nieto, agradeció el “humanismo y vocación” de sus subordinados. 

Stiven fue revisado por un vetarinario que dijo que está fuera de peligro y ahora está bajo el cuidado de los vecinos del sector.