Mientras los demás candidatos se reunían con sus equipos y familias en privado, Carlos Fernando Galán, alcalde electo de Bogotá, se fue a cuidar cada voto para garantizar su victoria en primera vuelta. Se inscribió como testigo electoral en una mesa de votación ubicada en la plazoleta Pablo VI para revisar sus resultados.
A pesar de evitar a toda costa el triunfalismo, el candidato sabía que su victoria en primera era muy posible y el equipo temía fraude con el fin de no permitirle llegar al 40 por ciento requerido. Recibieron información de múltiples fuentes de un posible plan para anular votos en mesas de votación del sur de la ciudad y Galán quiso ser ejemplo de cuidar cada voto, con el fin de que sus adeptos también vigilaran el conteo.