El informe de la Comisión de la Verdad reveló el sesgo de los comisionados y su preferencia política por el expresidente Juan Manuel Santos, quien firmó el acuerdo de paz de La Habana con las Farc, y la displicencia con que tratan el gobierno del expresidente Álvaro Uribe.
En el documento hay algunos apartes que así lo evidencian. En el capítulo 7 se menciona que en el mandato de Uribe se persiguió a los opositores.
“Durante la política de seguridad democrática, entre 2002 y 2010, desde la Presidencia de la República se fortaleció el discurso del enemigo terrorista o narcoterrorista. En esa época, la estigmatización se agudizó contra periodistas, políticos de oposición que adelantaban denuncias en el Congreso, defensores de derechos humanos, magistrados de altas cortes (como la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia), miembros de organismos de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos y de Naciones Unidas”, dice en informe.
En cambio, cuando hablan de Santos se destaca que hubo un cambio de la doctrina militar y se tuvo un enfoque de derechos humanos. “En el gobierno de Santos se inició el proceso de cambio en la doctrina militar, para transitar a la denominada ‘doctrina Damasco’, que buscó distanciarse de la idea del enemigo interno, al reconocerla como un concepto cuestionable desde la perspectiva de los derechos humanos”.
Ese contraste se repite en varios de los análisis de la Comisión de la Verdad.