Varios minutos duró el aplauso que le dieron al ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, quien se despidió de su equipo directivo, de sus funcionarios y de los representantes de los medios de comunicación, luego de que el presidente Gustavo Petro aceptara su renuncia, la cual fue presentada de manera protocolaria.
Ocampo llevaba 9 meses en el cargo, durante los cuales logró ganar la confianza de los mercados, por sus acertadas decisiones y su actitud, con la cual siempre fue considerado como el ‘polo a tierra’ en el gabinete.
Visiblemente emocionado, el ministro expresó que dejó la academia, actividad a la cual le ha dedicado la mayor parte de su vida, con el propósito de servirle al país, algo que valora en demasía.
Recordó las palabras que mencionó al final del año pasado, según las cuales, una de las virtudes del Ministerio de Hacienda es que tiene muchos funcionarios de Estado, no de Gobierno, lo que inclusive reconoce la actual administración como una fortaleza.
Sobre la política económica que se ha aplicado hasta este momento, destacó que deja al país una reforma tributaria progresiva, la única que ha apoyado el Congreso bajo este Gobierno. Además, después de un proceso de turbulencia en los mercados, logró generar una confianza en el país, la cual espera que sea continuada.
Mencionó también la necesidad de que Colombia siga por la senda de reducción de la deuda y del déficit fiscal, para lo cual se debe respetar la ley de Regla Fiscal que así lo establece. “Esperamos que se cumplan las reglas básicas, lo que implica mantener un trabajo estrecho con el Banco de la República, el respeto firme a la regla fiscal y que, por lo tanto, las reformas en materia social que se hagan en el país sean compatibles con la sostenibilidad fiscal”.
Ocampo confirmó que permanecerá unos días más en la cartera de las finanzas públicas, mientras se produce el empalme con su sucesor, Ricardo Bonilla, para luego regresar a su vida académica.