La reforma tributaria parecía estar ya del otro lado, luego de concluidos los debates finales en plenarias de Senado y Cámara, pero no hay tal.

Durante esta semana, en medio de reuniones que se adelantan, se estarían generando nuevas controversias que no han permitido la evolución del trámite de conciliación, luego del cual el proyecto tendría que pasar a obtener la firma presidencial.

Desde el martes se esperaba el paso definitivo, que es el anuncio de la sesión del Congreso de la República en la que se tomará la decisión definitiva, pero se aplaza y se aplaza la fecha, y ahora, fuentes cercanas al proceso señalan que la tarea quedará para la próxima semana.

No obstante, continúan las reuniones para tratar de poner en claro lo aprobado en la Cámara y en el Senado, teniendo en cuenta que hubo profundas diferencias.

Ya el parlamentario Miguel Uribe había señalado que en el proceso de conciliación no había quedado ningún integrante de la oposición, lo que mostró como un riesgo, toda vez que en dicho momento se pueden introducir ajustes que no fueron debatidos en las comisiones económicas y en las plenarias.

De igual manera, Humberto de la Calle también hizo un llamado para que la labor de emparejar los textos se haga de forma pública.

En estos últimos días, según contaron fuentes cercanas a los poderes del Estado que participan en las reuniones para avanzar en la conciliación, se estarían presentando fuertes agarrones, principalmente, relacionados con la intención que tenían algunos parlamentarios de gravar las iglesias y las pensiones altas. En esta última medida, el propio gobierno dijo no, lo que reduce la posibilidad de que esa propuesta sea revivida.

En ese escenario, el camino de la reforma tributaria no está del todo despejado. Claro está, existe la ventaja de que el plazo para aprobarla aún es holgado, pues, mientras se resuelvan las diferencias en este año, las medidas con los impuestos podrán entrar a regir a partir del 1º de enero de 2023.